21 mayo 2008

Gusano reloaded

La versión 2008 del Gusano viene evolucionada. Ya no habla de sus maltratos constantes a las mujeres, ya no habla tanto de "A esa le hago el orto toda la noche" mientras yo examino con cuidado la palma de su mano derecha en busca de pelos que delaten su amor y su fanatismo por Vilma Palma y Los Cinco Latinos. Ahora el gusano también habla de tendencias, de celulares capaces de llevarte los chicos al colegio y un sin fin de (in)utilidades que supo comprar con el sudor de su frente.
Pocos minutos después de comenzar el alarde de su nuevo aparato, y habiéndome (Yo) convertido en una máquina de escupir cosas ácidas, tal como lo hacía en la primaria con los caramelos Fizz, ofreció pasarme un video en el que una chica "No sabes como le chupa la pija, YO LE ROMPO EL ORTO TODA LA NOCHE". Ante mi negativa, ya que no me interesa el sexo ajeno, él siguió insistiendo. Ya con el sistema inalámbrico para transmisión de datos entre telefonitos encendido, el Gusano se llevó una sorpresa de lo más agradable, y no era que yo hubiera aceptado su oferta.
Seguramente porque estabamos en un espacio público y concurrido, la lista de usuarios en la pantalla del celular ascendía a algo más de treinta personas. La mitad más uno, como la hinchada de boca, eran damas. Una posible candidata era la señorita apostada en la mesa contigua, así que el sujeto comenzó el diálogo a fin de tener algo de éxito.
-M... ¿Ana?
-No.
-¡Dejame adivinar! Em... ¿Belén? ¿Lucía? ¿Fer? ¿Fer con estrellitas? ¿Camila? ¿Syl?
-Tampoco.
-¿Sos alguna de estas minas que figuran acá?, dijo señalando su aparato comunicador.
-No, no tengo bluetooth.
-O sea que no estás en esta lista...
La dama dejó su sitio, seguramente pensando que eramos dos gansos sin corral y la perdimos de vista.
Ofuscado con el mundo, siguió la conversación.
-¿Ves? Es mentira la publicidad. Te meten que te hacés el langa con el celular último modelo y al fin y al cabo las cosas siguen igual que siempre.
-Bienvenido al sistema, querido. El día que dejes de pensar toda tu vida en función de conseguir minas vas a ver como te cambia la existencia. La misoginia es un buen camino en momentos como estos, haceme caso.
-¡Es todo mentira!
-Desde hace milenios; dos por lo menos. Fijate que la Virgen María se la daba de virgen y tuvo un pibe. Y yo, particularmente, la del Espíritu loco no me la trago. Si te pones a pensar, es como la Wanda Nara del año cero. De ahí en adelante es todo un quilombo.
-Cuanta sabiduría en tus palabras, Chulian.
-No quiero ser malo. Nada más alejado de mí que ser o creerme un winner, todo lo contrario, pero lo que veo que sigue intacto en vos con el correr del tiempo es tu capacidad para ahuyentar a las mujeres.
Un silencio ensordecedor ocupó la mesa. Me miró con odio. Con el mismo odio en los ojos cada vez que digo una cosa por el estilo, asumiendo la derrota. Ese odio que yo sé responder con una sonrisita que no necesita de agregados. Esa sonrisa muda, que por dentro esconde una carcajada victoriosa.

12 mayo 2008

La sexta confesión

-Lo prometido es deuda: la última confesión que deviene del Post anterior. En sí, esta sería la última frase dicha por Ignacio, pero para entender eso tienen que saber a qué se refería. Por eso, acá está la historia completa-

Ella era LA mina linda a la que solamente le faltaba cagar al trote para ser una yegua. No sé si había sido un golpe del destino, pero después de mucho insistir, la dama accedió a salir conmigo bajo la excusa, la poco original y siempre querida excusa del "Vamos a tomar algo". Acá quiero hacer un paréntesis. Si bien yo fui el autor de la propuesta salidera, nunca entendí el concepto de "Tomar algo". ¿Qué es "Algo"? ¿Seven-Up, líquido para frenos, aguarrás, un taxi? Alguien que me lo explique si es tan amable. Prosigo. Así que fui al encuentro en un barcito del barrio de Belgrano, no sin antes debatir el vestuario, quejarme de un granito en la cara, olerme el chivo dos veces para verificar que Rexona no me hubiera abandonado y todas esas cosas típicamente femeninas pero por las cuales cualquier hombre pasa en algún momento de su existencia.
El primer punto en contra fue que me aburrí bastante y no me tomó más de treinta minutos saber que no teníamos nada en común. Tampoco era que ella le ponía mucha garra para aunque sea, pasar una noche divertida y amena. Si a este ámbito ceroonda le faltaba algo, era que a mitad de la noche se apareciera en el bar una de mis hermanas y una amiga con su clásica cara de orto cuando sospecha que alguien "Le quiere robar al hermanito". Lo peor, es que no era la primera vez que me pasaba esto. Culpa mía por frecuentar los mismos lugares. Daniela y su escolta, que bien entendieron mis miradas tardaron menos de dos minutos para desaparecer por la misma puerta que las vió entrar, mientras me hacían señas con el pulgar para abajo, y otro sin fin de gestos más que yo interpreté como: "Seguro que es frígida, gordo. Tiene cara de concha triste y que no se depila."
Pero ya estaba ahí y tenía que saber si había algun tipo de posibilidad. Así que estoico y guapo como soy, intenté dos veces acercar mi boca. Pero ella, más rápida de reflejos que el correcaminos, supo esquivar mis golpes labiecísticos al ritmo de la frase más boluda que escuché en mi vida: "No te confundas, somos amigos". A palabras embarazosas, oídos anticonceptivos.
Tiempo después comprendí que me hizo un favor al negarme lo que yo creía eran sus encantos. Aunque en el momento, reconozco que quedé con el orgullo golpeado y sintiéndome muy boludo. Como el cura retrasado ese, que cerró fuerte fuerte las puertas de la iglesia para que no se le escape volando el Ave María.
Al otro día nos juntamos a comer con la multitud en casa de Tincho. De camino al supermercado a comprar bebidas y otras cosas para la cena -Mientras el resto se quedó cocinando- se produjo el siguiente diálogo con Ignacio, con Tin como testigo único del desorden mental que tiene este muchacho:
-Seguro que fuiste tan ganso que pagaste todo vos, me increpó.
-Si, pagué yo, le contesté
-¿Y cuánto te gastaste?
-(Le digo el monto abonado).
-No... ¡¡¡Que hija de puta!!! ¿Y ni un beso te dió? Yo mínimo por toda esa plata le afano los zapatos y me voy corriendo, afirmó con seguridad.
No tardé mucho en caer con el culo en la vereda, con los ojos colorados, llorosos y mis brazos rodeando mi panza. De lo más hondo de mi garganta se escuchó salir un "JAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA" a todo volúmen. Pocas veces tan extenso, y nunca tan oportuno.

07 mayo 2008

Jugate conmigo

Hace algún tiempo atrás hablaba con alguien que lee este blog y me decía "Vos nunca hablás de mujeres". No sé si por reservado o qué, pero mi respuesta fue clara: "Hay cosas que un caballero no cuenta. Discreción, querida, dis-cre-ción".
En vistas de que hay mucho chusma dando vuelta y que, es cierto, jamás hablé del tema, les dejo una suerte de confesionario-juego para que sepan con qué clase de enfermo mental están tratando. Están avisados.

Reglas:

1. Cada jugador cuenta 6 confesiones de sí mismo
2. Además de las 6 cosas, tiene que escribir en su blog las reglas.
3. Por último tiene que seleccionar a otras (6) personas y escribir sus nombres/blog.
4. Por supuesto, no hay que olvidar dejarles un comentario - que han sido seleccionadas para este juego.

Mis confesiones:

Suelen NO gustarme las mujeres que las miras y decís "Esta piba se escapó de la Cosmopolitan". Conmigo prevalece la simpatía y la inteligencia, obvio con un grado de atracción física, pero esta no suele ser el todo. Ni hablar si tienen linda sonrisa. Soy más simple de lo que parece.

Casi le regalo un gato a una dama para poder conquistarla. Ojalá estuviera inventando esto. En ese momento todos mis amigos se me vinieron al humo y yo, por suerte, cambié de parecer a tiempo. Hubiera sido "El gran quemo del 2007".

Tuve un encuentro cercano con una joven que no solo no habla mi mismo idioma, tampoco vive en este país, y como si fuera poco no es de este continente... es de Australia. Un poquito lejos me las busco.

Durante mucho tiempo me disgusté por algún que otro fracaso y todo cambió el día que me dí cuenta que era mucho más fácil que me vaya bien siendo yo mismo. Algo así como la de "Ah, sos telemarketer", pero antes de que esa publicidad saliera.

La edad media de damas con las que estuve, son señoritas que me llevan algo así como entre cinco y once años.

La sexta la dejo para el próximo post, porque se lleva TODOS los premios.

El juego se le pasa a los siguientes Juguetones:

Ari
Anastasia R.
Marcia
Ccccc
Estrambótica
Tincho