30 diciembre 2008

Como leche hervida

El año nuevo llega ya cansado, agotado. Sin ver la hora de que el puto espíritu comprador compulsivo se vaya de una buena vez.
Algunos se preguntan de quién fue la feliz idea de festejar el nacimiento de un hippie, por más que haya sido el primero. Peor aún, muchos se preguntan por qué tener que hacer regalos materiales, con plata, que hacen que uno se gaste el aguinaldo sin mayor contemplación. Navidad es una fiesta tan pero tan capitalista que hasta los neoliberales se estresan de solo pensarlo.
En cambio, del otro lado del mostrador está el año nuevo. Ese es algo así como el premio consuelo de las fiestas; el amante, el segundo, el Reuteman, el hijo bobo no aceptado ni respetado por la familia, el primo fracasado que lo dejó la novia un 23 de diciembre.
Para esa fecha, a eso de las diez de la noche del 31 lo único que quedó flotando en el aire es un pedo de Papá Noel con sabor a pasto y a cuero de dromedario explotado y sin sindicato que lo ampare
Finalmente cuando faltan menos de 10 minutos para las doce, mamá se queja por el año de mierda –este, el que pasó y el que vendrá- Papá está descorchando botellas y cargando copas en un rincón, siempre con su equitatividad tan comunista que haría temblar al propio Fidel Castro, pero se lo ve sonriente.
Para los hijos la cosa está medio repartida. Una de tus hermanas ya tiene un pedo que no puede más y amenaza con vomitar vitel toné (o como garompa se escriba) sobre la mesa dulce, mientras unas nueces confitadas la miran de reojo diciendo "Triste destino, me hubiera dedicado al ballet". La otra está ahí, prendida al teléfono jurándose amor eterno con el novio mientras la hija de la amiga de tus viejos, esa que siempre te desagradó, ondea mugre mientras te muestra la bombacha rosa estrenada una semana atrás.
Los que quedamos solos nos conformamos con hablar de política, lavar los platos o embriagarnos hasta las nauseas, mientras los celulares colapsan y miramos "Los festejos de año nuevo alrededor del mundo" -siempre mejores que los propios- en Crónica TV. También toleramos los reclamos de la abuela perdida, que, a los gritos por teléfono a 300 kms. de distancia se jacta de extrañarnos pero no paramos de quejarnos porque la vuelta a casa es una verdadera paja. Sumado a las ganas de matar a todo ser vivo que atente contra nuestra voluntad de no querer movernos del sillón o lo que sea que soporta nuestro culo.
El tío jodón de alguien –ese personaje que cae ya chupado en la cena y uno desconoce el vínculo- no se priva de hacerle un chiste a la más vieja que está medio sorda y se ríe de su cuñado, que se quedó sin laburo y no podrá irse de vacaciones con los nenes a Las Toninas. Un pelotudo importante que sin dudas merece ser atropellado, meado, cagado, vomitado y mutilado por una horda de renos hambrientos.
Media hora después del brindis solo queda sacar del fondo de la nariz el impregnado olor a humo proveniente de la casa de al lado. Porque sí, porque el vecino es un piromaniaco pitocorto que incrementa su tamaño varonil tirando cañitas voladoras al aire, y al ritmo de alguna canción chota de fondo evitas que te caigan encima corchos, cañitas voladoras, mugre y todo tipo de objetos que flamea felizmente ese puto día.

Este blog está oficialmente en contra de las fiestas, de la cosa chota esa de tener que salir porque es Año Nuevo, de desearle felicidades a gente que no conozco y de tener que compartir cenas con gente que no me simpatiza.
Si la van a pasar, pásenla con gente que quieran, que les guste compartir, que se diviertan. Pásenla con gente que ven todo el año...

19 diciembre 2008

Tais_toi!

Separados por alguns metros de distancia, puestos en cuclillas y formando un triángulo se encontraba un grupo de mimos maquillados. Advertido por la experiencia poco feliz del sujeto que había hecho una triste actuación hacía un par de cuadras, opté pasar lo más lejos posible que me permitiera el tumulto de gente. No tenía ganas de sumarme a una mini obra de teatro espontánea dirigida por nadie, mucho menos, por mudos de blanco.
En el preciso momento que sentí que la etapa más dura del trayecto estaba superada, que había pasado desapercibido, uno de los sujetos se paró en frente mío e impidió que yo siguiera caminando. Lo miré a los ojos y antes que pudiera emitir algún sonido, comenzó a señalarme el papel que él mismo había puesto en el suelo. Particularmente, no tengo ningún problema en levantar del piso mugre ajena y depositarla en el cesto correspondiente, pero cuando el asunto involucra mimos, ya pasa a ser un problema mayor. Ante mi negativa y mi súplica desesperada por seguir mi camino, el muchacho no solo no me dejaba pasar sino que seguía con su triste actuación de enojado por la suciedad y para colmo se sumó un segundo mimo. Éste era el que más me molestaba. Tenía en la cabeza pelo duro con rulitos cortos, como si fueran pelos de concha mal oliente; llevaba unas lágrimas negras pintadas en sus cachetes y se lleva los puños cerca de los ojos, prentendiendo estar llorando porque yo no quería colaborar con la causa. Incluso llegó a señalarme a mí y al puto papel para que de una buena vez lo recolectara. si bien hize la propuesta de hacerlo llorar en serio y a costas de un golpe de puño de mi parte, el sujeto hizo caso omiso a mi gran idea. Soy un tipo manso, pero tengo una derecha más que respetable.
Durante diez minutos discutimos los dos mudos y yo, que tuve que contenerme de golpearlos ya que temía que algún miembro de la Sociedad Protectora de Mimos estuviera presente para denunciarme por la masacre que estaba por desatarse.
Luego de que el imbécil me diga: "Dale, levantá el papel ¿Qué te cuesta?" le salté a la yugular cuestionandole su profesión, su mudez, su condición de ser humano. Tuve que amenazarlo de muerte y dejarle bien claro que la próxima vez que el destino nos cruzara, yo iba a tener permitido el uso de armas de fuego y balas suficientes para hacer justicia.
Finalmente logré huir pensando que lo de los mimos es algo muy Tellerman, muy afrancesado, que evidentemente el mal gusto también le llegó a Mauricio Macri, que zarpado en limpiar la ciudad lo único que sigue haciendo es ensuciar su triste, muda, rayada, gastada y detestable imagen.

11 diciembre 2008

Descargo necesario

Y que el trabajo.
Y que si pido o no una entrevista con mi gerente.
Y que si sigo o no con la carrera.
Y que si anotarme o no en el Rojas para estudiar Artes audiovisuales.
Y que en cualquier momento mato a más de uno.
Y que la mudanza para vivir solo.
Y que la garantía.
Y que el deposíto.
Y que sacar cuentas.
Y que quiero dejar de fumar.
Y que escribir acá siempre fue un placer pero hace un mes y pico tengo un texto a medio hacer y no le encuentro la vuelta.
Y que todo el cansancio de los ultimos nueve meses por culpa de la UBA se me vino de golpe y estoy hecho un zombie.
Y que tantas cosas que hace como una semana que no duermo.


En cualquier momento me prendo el Cabo CAÑAVERAL enterito a ver si me puedo calmar un poquito. Sepan disculpar, Diciembre viene siendo más movido de lo que puedo llegar a manejar durante todo un año.

GRACIAS

25 noviembre 2008

China Town

Chulian dice:

Yo quiero un chino enano.

Chulian dice:

De esos que se consiguen adentro de cualquier container de Nike.

Hans dice:

jajajajajajajajaa

Chulian dice:

¡En serio!

Chulian dice:

Además, pensá que la única satisfacción que conocen (después de años enteros sin ver la luz del sol y coser zapatillas) es la del trabajo bien hecho.

Chulian dice:

Entonces vos te conseguís uno de esos, lo llevas en la mochila y ponele, terminás de comer lo agarrás de los tobillitos

Chulian dice:

y cual carretilla, que se coma las migas de la mesa.

Hans dice:

claro

Chulian dice:

Te limpia la mesa y además se alimenta; es negocio para todos.

Hans dice:

claro

Chulian dice:

dps llegás a tu casa y mediante un lenguaje de señas le haces entender que si no se deja de joder, no le cambiás el tachito de agua que tiene adentro de la jaulita

Chulian dice:

le volves a poner el gancho en la patita para que ni se le ocurra escaparse y a la mierda

Hans dice:

todos deberíamos tener uno

Chulian dice:

Debería ser un derecho del ciudadano y una obligación del estado de proveernos de un chino enano per cápita.

Hans dice:

si!

Hans dice:

hagamos un partido político

Chulian dice:

Y que venga con una cuchara, así cuando tiene hambre hace ruido con la cuchara contra los barrotes.

Hans dice:

morí de amor

Chulian dice:

Lo supuse

Chulian dice:

Es combatir el desempleo

Chulian dice:

y es ambientalista; ponele que te querés ir un fin de semana a las sierras de Córdoba.

Chulian dice:

¿Te vas a tomar un micro? ¡Claro que no! el chino enano te hace caballito ida y vuelta.

Chulian dice:

mejora su salud por el ejercicio, no hay contaminacion, le pagas una modica suma de una botellita de agua cada 400 kms

Hans dice:

claro

Hans dice:

igual podemos darle un rickshaw

Chulian dice:

¿un qué?

Hans dice:

http://es.wikipedia.org/wiki/Rickshaw

Hans dice:

es más cómodo

Chulian dice:

claaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaro

Chulian dice:

Pero eso es para viajes largos y pool escolares.

Hans dice:

claro

Chulian dice:

Porque obviamente el chino tiene que justificar su estadía en nuestro hogar burgués.

Chulian dice:

¿De qué modo? con castigos corporales y traslado tracción a sangre.

Hans dice:

claro

Chulian dice:

El único defecto es que lo único que sabe decir en castellano es "mis derechos, hijo de puta"

Chulian dice:

Pero siempre se le puede poner alambre de púa en la lengüita para que aprenda

Hans dice:

jua!

Hans dice:

podés tirarle tres adoquines en las patas

Hans dice:

y vas a ver como no jode más

Chulian dice:

o le mostrás una foto del barco-fábrica que nike había montado en singapur con obreros de edad escolar

Chulian dice:

y decirle "que? querés volver con tus amiguitos?"

Chulian dice:

"Extrañas no ver la luz del sol?"

Hans dice:

juaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

Chulian dice:

Qué cruel que somos.

Hans dice:

nah

Hans dice:

están mejor acá

Hans dice:

pueden comer dos cuencos de arroz si quieren

Chulian dice:

y también pueden ser denigrados en público, ya que adentro del container nadie los veía.

Hans dice:

claro

Hans dice:

es más

Hans dice:

capaz les gusta

Chulian dice:

Seguramente.

Hans dice:

claro

Chulian dice:

Yo lo voy a impulsar

Chulian dice:

juntemos firmas para que sea un derecho

Hans dice:

tenés la mía

Chulian dice:

tenemos que hacer una fiesta de inauguración

Chulian dice:

donde la gente coma Capitanes del Espacio y tome mucha coca cola

17 noviembre 2008

Black cat white cat

Aki venía contándome de un episodio horrible que había sufrido por la tarde, hasta que...

Chulian dice:
Voy a hacer un comentario y puede que te lo tomes a mal
Chulian dice:
¿Puedo?
Akasha dice:
dale
Chulian dice:
Que conste que yo siempre a las desgracias le pongo onda
Akasha dice:
jajaj
Chulian dice:
y a veces pasa por humor negro
Akasha dice:
no, todo ok
Chulian dice:
pero es nada más por una cuestión de asimilación
Akasha dice:
si, suele pasar
Chulian dice:
¿Si le ponés "Ale" a la gata?
Akasha dice:
cual es el comentario q voy a tomar mal?
Chulian dice:
¿Qué otro gato volador que cayó de un edificio tiene el nombre de Alejandra?
Akasha dice:
JAJAJAJ
Chulian dice:
Pradón.
Akasha dice:
JAJAJJAJAJAJAJAJAJ
Akasha dice:
no habia caido
Akasha dice:
recien en el segundo jaja cai
Akasha dice:
jajjajajja
Akasha dice:
isis
Chulian dice:
Alejandra sí cayó
Chulian dice:
turuntum pshhh
Akasha dice:
definitivamente tenes puntos

15 noviembre 2008

Bailen putos

Si por alguna de esas casualidades de la vida se pueden quedar quietos escuchando esta canción, están en serios problemas.

A la espera del próximo post, les dejo un entretenimiento.

05 noviembre 2008

Genius

Tren con destino a Retiro, 8.30 de la mañana. Yo sentado y a mi derecha, un guanaco apoyándome su masculinidad toda en el hombro. El nivel de incomodidad no sólo no me permitía hablar sino que además entendía al muchacho por no tener lugar para acomodar mejor su cuerpo. Además, no sabía si gritarle, ya que pedirle que parara era una total redundancia. Estaba confundido por la situación, como las gallegas esas que arrojaban piedras a las cigüeñas pensando que estaban abortando.
En Belgrano el tren se vació y el sujeto seguía sospechosamente parado a mi lado sin alejarse ni él ni su virilidad que evidentemente estaba hechando humo. Me saqué un auricular, lo miré y el sujeto no reaccionaba. Me saqué el otro auricular, volví a mirarlo con la rudeza de Viloni pero sin las mechas largas y el tipo seguía haciéndose el boludo. Ofuscado, me saqué los lentes de sol, le clavé la vista y sin reparo por las consecuencias le dije:
-Mono, si me seguís frotando así, de acá a Retiro me va a salir un Genio por la oreja.
La señorita sentada en frente mío no pudo contener la risa y se tendió en el asiento para dejar escapar una carcajada pocas veces escuchada. En tanto, el antes usurpador de hombros ajenos, el maléfico franeleador de pasajeros sin blem ya no tenía sonrisa de placer en su rostro y de repente había puesto cara de bufarra denunciado por un monaguillo que lleva ostias.
Al descender en la estación terminal no sabía si había actuado bien por quitarle a un depravado la poca diversión que encuentra en los pasajeros apretados. Lo bueno es que por la zona abundan las farmacias. Mejor todavía es que el Evatest me dió negativo.

16 octubre 2008

Va a ser todo sur

Era una tarde como cualquier otra en Parque Centenario. Estaba haciendo huevo en el bar de la facultad, sacándome los pelos de gato del saco, acomodandome el pañuelo en el cogote y pensando en el viaje para no morir del aburrimiento que sufro en la espera de entrada al aula.
Pedí fuego en la mesa contigua, tomé un sorbo de coca cola y me dispuse a esperar pacientemente a que la hora señalada se acercara. Una breve conversación con uno de los hippies del bar hizo que el tiempo pasara más rápido. Hasta me sentí contento, ya que no suelo conversar en lugares donde acudo hace poco; incluso llegando a limitar mis charlas a un "Buenas" con algún que otro energúmeno, y algunas palabras algo más dulces y tiernas como "Alfajor Capitán del Espacio" con alguna compañera algo más copada.
El hippie fogoso me charlaba de manera tal que hasta me sentí querido. Él, junto con otros sujetos maneja uno de los bares de la facultad, que pese a la mugre y que tiene cartelitos que ruegan a los comensales no fumar marihuana, es el sitio donde se cocinan los mejores tostados de pan árabe de todo Buenos Aires. Sumado al bajo precio y la calidez del ambiente, uno no puede negarse a pasar largas horas en ese recinto. Es un lugar humilde pero pintorezco, como el pueblo ese que en lugar de tener casas de putas, tenían chozas de paja.
Unos minutos más tarde los hippies a mi alrededor ya eran cuatro, y todos estaban escuchándome hablar de mis conocimientos sobre grupos como Los Fabulosos Cadillacs, Dancing Mood, La Vela Puerca y otros tantos que suelen deleitar mis oídos cada mañana al salir a trabajar.
Comenzé a decirme a mí mismo: "Qué lindo. Ahora acá tengo amigos. Más regalos para mi cumple", hasta que la fantasía finalmente se rompió contra el suelo.
Estaba ya en la barra del barcito, a punto de reptar por el pasillo y las escaleras cuando me acerqué al último hippie de la manada para preguntarle por el disco que estaba sonando a todo volúmen. Me comentó que era de un amigo de su hermano, que le sobraba una copia y se ofreció a prestarmela hasta nuevo aviso. Mientras el joven hurgaba entre el polvo y las cajitas plásticas, una compañera se acercó. Me preguntó que tal iba el trabajo, y nombró la multinacional a la cual le vendí mi consciencia social cuando firmé el contrato, hace ya unos cuatro meses, a cambio de un sueldo más digno que el de mi laburo anterior. Y aunque me muero de vergüenza cuando alguien lo sabe, ya era tarde para volver atrás. El individuo, sintiéndose ofendido por mi profesión capitalista, intervino en el diálogo:

-¿Qué? ¿Vos trabajás en IBM?
-Sí.
-Ah, bueno -dijo con desprecio- Entonces el disco conseguitelo solo.

Hoy más que nunca confirmo mi teoría de que los pseudo hippies que quieren hacer una revolución comunista en San Isidro, son iguales de obtusos que quienes afirman que los desaparecidos están paseando por Europa. Hoy más que nunca confirmo que merecen ser llevados a una casa abandonada todos juntos, y jugar al cuarto oscuro con Pablito Ruiz y Guillermo Andino. Hoy más que nunca sostengo que ningún extremo es bueno, aunque les ofrezco que antes de opinar sin conocer con quién están tratando, se cuelguen, al menos un ratito, de la punta de esta.

Puema

Pasaron menos de dos minutos desde que recibí el siguiente mensaje de texto:
"Resurge el poeta rosarino. Mami: con esas gomas me podés borrar del mapa".

Sin dudas, lo está esperando Mirtha para comer. ¡No llegues tarde!

09 octubre 2008

Se vemo

300 kms
Un Pullman General Belgrano
5 horas de traslado
y una ruta para mí solo


Me voy al pueblo, a ver a la familia, a festejar el cumple de la abu y a molestar a mi primita de cinco años.
Quizás con un poco de suerte pase gran parte de la estadía andando a caballo, comiendo asado, mirando el horizonte y respirando aire puro en honor a todos ustedes.
Salud, queridos juguetones. Me voy a armar las valijas...







¡¡¡ME VOY A LA MIERDA!!!




Update:

A la prima y el primo les digo que el próximo viaje es para allá; este es una misión que debo cumplir. Quiérolos.

28 septiembre 2008

Tres tristes tigres

3 diálogos interesantes.

Telefono, miercoles al medio día.
-Hola Julián. Soy Nombrequenorecuerdo de Standard Bank (blablabla). Te quería ofrecer la tarjeta de crédito---
-No, vos me queres fundir.
-(Risas)
-No te rías, tengo razón.
-No sé si sabías que por ser cliente del Stand--
-¡Te dije que no!
-¿Por qué?
-Porque no me dan los números ahora; laburo, estudio y digamos que técnimente me mantengo solo. Lo único que me falta es tener a alguien más que me quiera engrampar en cómodas cuotas.
-...
-Ustedes son peores que los Mormones y los Testigos de Jehová un sábado a la mañana.


Iglesia, sábado a la tarde a minutos de que bautizaran a mi primito de dos años.

-Santi, el zapato que te va a tirar agua ahora es un nazi. Es el mismo que le dio la comunion a Julieta hace un par de años.
-Iaaaaaaiaaa
-Si, a Julieta. Te va a mojar la cabeza, ¿si? Le tenes que decir "Facho PUTO", ¿estamos?
-Iaaaaaaaiaaaa
-Si, si "Iaaaiaaa" está ahi adelante esperando que te conviertan para sacar unas fotos
de la dominación y sumisión.

Por supuesto que el mocoso no le dijo nada al ensotanado y simplemente se limitó a llorar mientras el resto de los participantes mirábamos tan triste evento. Mi tía lloraba de la emoción.

Domingo a la noche, diálogo con Daniela en su casa.

-Che, Juli, ¿Todos los animales tiene cuatro patas?
-No, tienen 2 manos y 2 patas
-...
-¿Qué?
-¿No hay ninguno que tenga más?¿Seis, ocho patas?
-No sé.
-¿La hormiga?
-JAJAJAJAJAJAJA... ¡¡HIJA DE PUTAAAA, LA HORMIGA ES UN INSECTO!!
-Ah, ¿Sí? ¿De qué reino es?
-Del de Mónaco, que carajo sé Yo. Acá la maestra sos vos.
-...
-Bruta.
-...
-Corrijo, no es del Reino de Mónaco.
-No, obvio que no.
-¡Claro! Mónaco es un Principado
.

12 septiembre 2008

Spa'stillado

La falta de sueño me estaba matando literalmente. El trastorno sufrido por el poco descanso traía consecuencias horribles, como quedarme dormido en el bondi y seguir viaje hasta Benavidez a las dos de la mañana, o bien distraerme en el laburo y la facultad pensando en si hacerme de las divinas ó de las populares.
Llevaba más de un mes a ritmo arrollador, pasando hasta dieseis o diecisiete horas en la calle, y durmiendo por noche apenas cuatro o cinco horas con algo de suerte. Mi cuerpo, por supuesto, me estaba haciendo pagar los platos rotos y para el momento que dije: "Basta", debía ejecutar el plan de acción.
Aconsejado por mi progenitor, me dirigí hacia un local de yuyos, de esos oscuros y olientes a pachuli y pedo de vieja en busca de una solución. Al ingresar, una joven de pollera gastada me recibió con una taza de té en la mano, y una sonrisa de muñeca tallada en el rostro. Aunque su mirada parecía algo perdida y no generaba mucha confianza que digamos, le conté qué me había traído hasta allí mientras el humo del sahumerio me jugaba una mala pasada, e instantes más tarde hizo su oferta.
Me mostró todo tipo de pastos que, ahogados en agua hirviendo, mejorarían mi rendimiento mental y físico en un par de sorbos. Sacó frascos, paquetes, cajas y bolsitas, enseñándome con mucho cuidado las virtudes y ventajas de cada uno de sus productos. Finalmente, después de media hora de divagar por el negocio, puso en mi mano un paquete con píldoras casi tan mágicas como el viagra, acusándolas de ser un reconstituyente nervioso que curaría mis males.
Cuando le pregunté por qué me había mostrado todo el yuyaje hippie sabiendo de antemano que acabaría por darme pastillas capitalistas, contestó un claro "Es que estas mierdas no me las compra nadie". Le contesté con una mueca, le tendí un Belgrano, tomé el vuelto y me dirigí a mi casa, a contramano de la ciudad, que ya empezaba a apagarse.
Sospecho que los resultados ya están a la vista: tengo una nueva adicción además de las ya conocidas como el mantecol, la coca cola y los cigarrillos; Ya no me duemo en el sesenta a la noche, pese a las dos horas y media de recorrido hacia mi techo. Ya casi que volví a mi óptimo rendimiento laboral y aunque no sé bien si es culpa de las pastilocas o si es que el efecto placebo es de repente mi mejor amigo. Lo que sí sé con seguridad es que pese a un montón de cosas, en mi decisión no hay vuelta atrás y no tiene ningún tipo de negociación: Digan lo que digan, ya elegí por las populares.

03 septiembre 2008

Franky

He creado un monstruo.... y me siento muy orgulloso. 

28 agosto 2008

¡Es imposible!

Consecuencias de estar en cama y con vómitos hace dos días es:

a) Dejé de fumar.
b) Dejé de comer boludeces.
c) Hace dos días no paro de dormir.
d) Hace dos días no voy ni al trabajo ni a la facultad.
e) Hace dos días que me la paso a una infusión de agua hirviendo y limón, 7 up natural y sin gas, y arroz blanco.

Hay cosas que el dinero no puedo comprar, para todo lo demás existe la lástima.... y la gastroenteritis.

20 agosto 2008

Menage a trois (II° Parte)

Volver a casa con las manos vacía no era una posibilidad. Más bien era tan imposible como pedirle a Michael Jackson que se quedara una noche cuidando a mis primitos. Fue así que luego de contar hasta cien mil, tomé coraje, salí de Medicina y me introduje nuevamente en el subte. En el interior del vagón la misma situación que hacía un par de horas atrás estaba potenciada: el olor a culo de perro mojado estaba causando daños climáticos, la transpiración evidenciaba el abandono de Rexona, y la barba de emo lampiño me hacían estallar las fosas nasales mientras mis auriculares me jugaban una mala pasada y amagaban con terminar de morir. Los floggers y sus detestables vacaciones invierno habían copado los asientos, el pasillo, la puerta y la Bastilla. Claro que tanta acumulación de osamentas no fue un impedimento para los desacatados de siempre para pasar y frotar a todo lo que tenga pulso. Incluso a mí, que no gozo en absoluto del roze de bulto ajeno y que a pesar de mi metro ochenta y pico de altura se ve que no intimido ni un poquito. voy a empezar a poner cara de malo.
Descendí en Catedral, a pasitos de Plaza de Mayo y arribé, esquivando gente, al Ministerio del Interior. Obvio que tuve que esperar un milenio casi llorando en soledad para que llegara mi turno, y la sensación de bronca todavía no se me pasaba. Al llegar al mostrador apoyé los papeles sabiendo que en algo me estaba equivocando.

-Tenés cara de que en cualquier momento te agarra un ataque, dijo la señorita.
-¿Se me nota mucho?, le pregunté con la voz hinchada y los huevos por el piso.
-Contame.
-¿Te parece?
-sí, contame, dale.
Le conté mis penas, mis miserias. Le dije todo lo malo que había sido mi día, mi noche, mi playa, mi lluvia. ¿Será que no me amas? Le comenté de mis ganas de peinarle para el costado los pelos del orto a un flogger con unas zapatillas talle 45. Le expliqué mi miedo a los ascensores, mi particular cariño hacia las cucarachas y cuando vi que la conversación se estaba yendo a la mierda, opté por cerrar la boca. Ella me escuchaba pacientemente, me miraba con esa mirada tierna, como si se hubiera fumado un porrito antes de entrar a laburar.
-Yo te firmo esto y ya podés ir a certificarlo... Y si vos ahora te preguntás por mi paciencia, te cuento que me medico.
-De lo que sea que estés tomando, fumando o inyectándote, mi organismo y yo queremos una ronda en este momento.

Volví en subte a Medicina a sacar número, a esperar con cara de feliz día de la apretada de pelotas, a terminar de una conchuda vez con el tramiterío, a soportar la humedad y el mal humor de mi propio cuerpo. Una hora y media más tarde mi título certificado y yo salimos del recinto con más hambre que el Chavo del Ocho. Burguer King me hizo el aguante y ya mi odio viceral se iba extinguiendo con cada bocado. Con tanto frote de transporte público un genio salió por mi oreja cuando menos lo esperaba y para esta altura, sospecho que entre Metrovías y la UBA hicieron un pacto para garcharme, por supuesto, de parado. Y yo, que no me achico, los cagué y le elegí el nombre: se va a llamar Ricardito.

15 agosto 2008

Menage a trois

El primer y el segundo combate del día tuvieron lugares comunes. Por un lado, la vieja y el pelotudo que me insultaban a los gritos y del otro lado yo, a los gritos, para que alguien se dignara a darle el asiento a una embarazada y a una joven madre con un pequeño bebé a cuestas. La humedad de adentro del tren me hacía temblar la rotula y para cuando terminé de pelearme, me bajé hecho un campeón defensor del título en la estación Rivadavia. Aunque el trayecto hubiera sido tan incómodo como festejar el día de la familia con Ricardo Barreda, no era nada comparado con lo que vendría.
Todo lo que tenía que hacer ahora era esperar el colectivo hasta Ciudad Universitaria, consultar por mi analítico de CBC y seguir viaje para certificar el título secundario en el humilde barrio de Recoleta. Quizás, si los tiempos me daban, aprovechar el día para ir hasta la facultad para inscribirme y empezar a hacerme la cabeza por los años que me quedan.
Al llegar a Ciudad Universitaria, la fila ascendía prácticamente a 200 personas en búsqueda del mismo material que quien les habla iba a buscar. Llegado mi turno, cerca de las once de la mañana, el joven apostado del otro lado del monitor no tuvo ningun problema en decirme que no estaba listo todavía mi objetivo, y que si quería seguir con vida en el sistema, debería correr hasta llegar a Medicina. Mi nivel de apertura anal comenzaba a acrecentarse mientras la lluvia me empapaba hasta los pelos del culo y cuarenta minutos después ya estaba en el subte que me vería perecer.
La cantidad de floggers, emos y todo tipo de niños sin clases ni personalidad propia me molestaban por demás y aunque el ruido del subte y el volumen de mis auriculares eran bastante altos, uno no dejaba de escuchar "aaahhh reeeee" por todas partes. En venganza se ve que a alguien se le ocurrió que sería buena idea tirarse un pedo en el lugar cerrado, lo que provocó un desmán de gente aún peor del que venía sufriendo. La parte buena es que el pedo cerró la boca de los adolescentes y el viaje se hizo un poco más ameno, además descubrí que mi bufanda me defendía de la radioactividad anal de ciertos pasajeros.
La tortura empezaría unos minutos después, cuando ya estando en Medicina, vi mi número, lo comparé con el que mostraba el tablero electrónico, calculé a fuerza de contar con los deditos de la mano que había trescientas personas antes que yo y deduje, sin miedo a equivocarme, que de ahí adentro me sacarían abuelo y canoso.
La espera de tres horas y pico fue en verdad una tortura china. Una mezcla de incertidumbre entre escuchar a Serafín cantando en braile y un dolor solamente comparado con un golpe en la nuca con una revista Cosmopolitan enrollada. Me armé de paciencia y con la sana costumbre de que el destino me sorprenda, cometí el delito de ponerme muy contento cuando la pancarta iluminada marcó mi turno.
Me dirigí hacia el stand indicado, con el mismo ánimo con el que un atleta de los juegos paraolímpicos en silla de ruedas corre cien metros llanos y se choca con los obstáculos. Entrelazamos miradas con la encargada de poner el gancho y cobrarme, la saludé coordialmente y cuando por fin creía que el día del juicio final había llegado, cuando creía que nada peor podría pasarme, cuando me convencí que era el fin de un montón de trámites absurdos y que en breve estaría camino a casa, la señorita me comunicó que me faltaba una firma. Una firma que debía ir a buscar por el edificio del Ministerio del Interior, en microcentro.
Creo que el enojo de ese momento fue suficiente como para que la tormenta empeorara, no es que me crea Dios, pero mirar medio capítulo de Héroes se ve que me hizo mal. No soy de enojarme en absoluto, incluso creo que me enojé no más de tres veces en los diecinueve años que llevo vivo, pero aseguro que cuando lo hago es por una causa noble. Soy de los que piensan que todo lo que no sea malo en la vida merece ser vivido como una fiesta, pero en ese momento sentía como me estaban enfiestando a mí y no precisamente con mi consentimiento. Tenía que tomar una decisión: regresar a mi casa habiendo desperdiciado un día entero, o intentar llegar a microcentro y volver antes que los empleados den por concluida la jornada con el riesgo de que tanto city tour sea inútil.

Continuará...

14 agosto 2008

Guitar Hero

Ariana me pasó un jueguito loco donde tengo que escribir cinco temas que me pongan pum para arriba. No pienso obligar a nadie a hacerlo, simplemento hago la lista, y quien tenga ganas, que lo haga. Así de paso se entretienen hasta el próximo post que va a ser buenísimo. Es como cuando te vas al Norte Argentino y te das cuenta que es una cosha de locos

1. ¿Qué pasó? de Bersuit Vergarabat.
2. El huracán, de La vela puerca.
3. El oficial, de No Te Va Gustar.
4. Police woman, versionada por Dancing Mood.
5. All I want is You, de U2.

Edit:
En realidad cinco temas no me son suficientes NI EN PEDO. Acá la lista completa:
Black, I am mine y Jeremy de Pearl Jam.
Chiatti chiatti, You are the one, Smile a while y For all we know, versionadas por Dancing Mood.
Dejame bailar, Cielo de un solo color, Verte reir, Clara, Al vacío, Cosa linda y muchas más de No te va gustar.
Las polillas, Vuelan Palos, Pedro, Sanar, En el limbo y otras tantísimas de La vela puerca.
Vuelos, El tiempo no para, Como nada puedo hacer, De onda, Don Leopardo, Murguita y cien más de Bersuit Vergarabat.
Staring at the sun, One, With or without you, Pride, Where the streets have no name, In the city of blinding ligths, son solo algunas de las que me vuelan la cabeza y las toca u2.
No tengo ganas, Todo sigue igual, Homero y Lo artesanal, hechas por Viejas Locas e Intoxicados respectivamente.
Toda la discografía de Los Fabulosos Cadillacs.
Toda la discografía de Patricio Rey.
Los últimos dos discos de Snow Patrol.
Karmacoma, Teardrop, Protection y Unfinished Sympathy de Massive Attack.
Carlita de Goldfinger.
Sabina.
Los primeros tres discos de Kevin Johansen.
La Renga y el 90% de los discos de Los Piojos.
Big One de Aerosmith y todo lo NO comercial de Bob Marley.
Just Feel better de Santana y Aerosmith.

...Y lo peor es que me faltan...

02 agosto 2008

Bergüensa Nasional

Otra vez mi inoperancia y yo.
El evento se daba por concluído aquella tarde del año 2005. El otoño sobre la calle Corrientes pelaba hilacha entre hojas caidas por el viento y el olor a café de algún bar de gallegos. Hacía frío mientras despedí momentáneamente a mi padre, ya que ambos partíamos en direcciones opuestas y acordamos encontrarnos en el mismo lugar que nos vió partir. Yo debía bajar por Corrientes hasta Cerrito, ubicar la tabaquería, hacer unas compras de hierba pipística para satisfacer al pequeño burgués que mi padre lleva dentro, retomar por Corrientes, buscar unas cosas en el auto y volver al edificio donde el evento se había realizado para ultimar detalles y por fin volver a mi casa.
Emprendí la caminata como solía hacerlo: con mucha mucha paja encima, entre derecho rústico y torcido que busca monedas en el piso. Tengo un andar raro, sépanlo.
Media cuadra más tarde, en la puerta de un conocido hotel senti un impacto en mi frente, sin distinguir que era lo que estaba sucediendo. Al levantar la vista vi un hombre mayor, casi ciego y acompañado por una señora muy elegante que supo atajarlo antes de que se rompa en pedacitos contra el suelo. Con algo de fortuna su saco y la bufanda amortiguaron buena parte del impacto que le propiné con mi cabeza, y aunque no me daban las manos para agarrarlo, el señor se recompuso en pocos instantes. Ya habiendo recuperado el aire no supe de qué modo pedirle disculpas mientras me ruborizaba por la vergüenza. Él me miraba con unos ojos de Dios terrenal, entre intimidante y calmo. Me miraba con esos ojos de incansable lector que sin decir nada, me perdonaba por el error cometido. Sus manos de eterno padre de la palabra y excelso pintor ya no temblaban y poco a poco ambos fuimos recuperándonos del accidente. La sensación era de que el tiempo se hubiera congelado y estuvieramos parados enfrentados tres extraños no precisamente haciendo un menáge a trois y algunos oportunos caminantes que preguntaban: "Maestro, ¿Está usted bien?". Ahí ya empezó mi declive mental. Me sentía como ciego en tiroteo intenando descifrar que era lo que estaba sucediendo, de quién se trataba, quien había sido mi víctima por error. Puta madre, yo le veía cara conocida pero no lograba descifrar quien era ese hombre que a pesar de su vejez y su avanzada pérdida de la visual, había soportado estoico mi brutal embestida. Me disculpé como pude, apelando a frases habituales como: "Le juro que no lo vi", "¿Lo acompaño a algún lado?","¿Necesita algo, lo lastimé?", "No sabe lo que me apena esto" y "Lindo el programa de Lorenzo Lamas, ¿vió don?".
Unos minutos más tarde y ya de vuelta en el punto inicial de la travesía, mientras veía como algunos comerciantes se mofaban de mi presencia ya que me habían fichado y juraban vengarse y declararme oficialmente Persona no Grata de la Avenida, mi papá me preguntó:
-Che, ¿viste que parece que un pibe se llevó puesto a Ernesto Sábato?
-...
-¿Qué?
-...
La expresión de mi rostro no necesitó ningún tipo de palabras para demostrar mi vergüenza y mi temor a ser señalado. Nada más respiré profundo, se me nubló la vista y me puse a esperar que alguien me de una trompada más que merecida, o una dura patada en el culo que terminara con mi virginidad por atentar de manera idiota e involuntaria contra un procer de la literatura Argentina. Me sentí un estúpido, un ignorante. Un Bush bombardeando Irak en nombre de la paz, un Madonna Quiroz en San Vicente, disparando contra el poseedor de uno de los cerebros más brillantes de la historia y que si quisiera podría mandarme a la tumba y no precisamente como un héroe. Mi padre, a tono con la situación y entendiendo mi silencio, se tomaba la cabeza mientras la movía de lado a lado, sin poder creer como aquella noche donde embrochetó a mi madre no se puso una capita protectora que impidiera mi existencia. Sé que si sigo así, para transitar esa calle no me van a dar un carril exlusivo como a los taxistas. A mí me van a tener que construir un túnel.

25 julio 2008

Experimendo versión extendida. Están avisados

Todos aquellos que me conocen -Y algunos que lean seguido este blog- saben de mis carencias, mis falencias y mis problemas mentales. En el top five de esta última categoría, uno de los items más importantes es mi terror y pánico a los ascensores. Todo se remonta al verano del año 94, en Uruguay. Mi familia y yo nos hospedábamos en un hotel cuando el inconveniente comenzó a manifestarse: con apenas casi 5 años me quedé encerrado SOLO entre dos pisos a bordo de un ascensor.
Aquella mañana de Febrero, me había levantado decidido a llegar a la planta baja en soledad, en un acto de rebeldía y de maduración a los límites impuestos por mis señores padres. Si mis hermanas mayores gozaban de absoluta libertad para ir a todos lados, yo como hombre de la familia también debería tenerla. Aproveché la ausencia de mi papá que estaba trabajando, mi mamá comprando pelotudeces en la calle Gorlero y mis hermanas, quién sabe donde.
La meta era fácil pero el camino, dificil. Debía subir al ataúd, presionar el botón que indicaba "PB" y aguardar por la teletransportación mágica. Pero, como siempre, Rosita, mi elefanta meadora oficial había hecho de las suyas. Quizás una falla en la electricidad, en las cuerdas o un error de mi parte durante el breve viajecito, hicieron que de buenas a primera, el ascensor se quedara encayada entre dos pisos, cual ballena en arenas de Las Toninas en pleno invierno. No puedo precisar cuanto tiempo transcurrió entre que eso sucedió y ya estaba afuera, pero seguro me pareció una eternidad.
La situación hasta este momento estaba más o menos solucionada ya que a menos de razones de fuerza mayor, me dediqué durante años a gambetear los ascensores con una gracia pocas veces vista y que más de uno me envidiaría. El problema resurgió cuando empezé a laburar acá.
Hace alrededor de dos meses que comenzé a trabajar en una multinacional cuyo edificio central es una conocida Torre del centro porteño y si bien mi lugar fijo no es allí, sino en Martinez, cada vez que tengo que ir es un suplicio para mi organismo. Claro está que si fueran pocos los pisos que tuviera que recorrer hasta llegar a mi locación, subiría por las escaleras, pero no. Mi estado físico dañado por el tabaquismo y el miedo a que Xuxa salga de atrás de una puerta de emergencia con un lanzallamas en la mano, hacen que deba conformarme con no morir dentro del aparato durante el recorrido: de Planta Baja al piso 20 de un tirón.
Supe que esto no iba a ser joda al descender del ataúd de hierro y poleas por primera vez, cuando mi cuerpo se sintió realmente mareado y sin fuerzas. Mi recién digerido almuerzo en Plaza San Martín, a orillas de la calle Florida se vió de repente con ganas de salir por los ojos, por los poros, la nariz y el ombligo al mismo tiempo, sin respetar ninguna lógica del aparato digestivo. La horrible sensación y desesperación solo era comparable con la de ver a Marcelo Polino desfilar como reina de la carroza del Carnaval de Villa Ojete, ciudad ilustre de los perrijos tartamudos. Pero todo tiene su fin, o al menos, un pequeño alivio. Si sabía que de acá a un indeterminado período de tiempo iba a seguir yendo, sin dudas debía tener que encontrarle la vuelta, era hora de buscar una solución.
Armado de coraje, fuerza, ímpetu y otros accesorios, me dispuse a surfear la ola de cables, pulsadores y pantallitas electrónicas. Metí mi osamenta en el cubículo oscuro al que nada más le faltaba Darth Vader cantando cuarteto y confesando ser mi padre. Me coloqué los auriculares con una canción de The Killers al mango, ya que cada vez que subía a bordo, sentía como si dos japonesitos enanos sentados sobre mis hombros me punzaran con gran empeño los tímpanos con la punta de la pija. (En mi defensa sobre este punto voy a decir que se debe a la diferencia de presión, ya que el ascensor recorre 20 pisos en menos de 30 segundos y no es culpa ni del miedito ni de los traumitas infantiles). También me dí cuenta que mientras el tema suena, es imprescindible intentar cantarlo mentalmente para provocar una auto distracción y si es posible, mover un poquito las cachas para que cuando el ascensor carreteara rápido y frenara de golpe, no sufrir tanto el impacto y las diferencias de velocidad. El experimento estaba comenzando a dar resultado.
Ahora la cara se me hincha menos cada vez que me bajo y ya casi que no tengo ganas de vomitar. Solamente me duele un poquito la cabeza y el cerebro me colea para un costado, pero no es nada grave que vaya a dejarme en peores condiciones de las que ya traigo de fábrica. Sé bien que parezco un autista con auriculares puestos adentro de un ascensor, y ni hablar de cuando me pongo a mover la cintura y las manos con mi gracia de babosa embarazada al son de "Don't you wanna come with me? (pampam!) don't you wanna feel my bones on your bones?...it's only natural!" Sé que me veo ridículo contando esto, pero hoy nada me importa: cobré, es viernes, terminé el CBC y empiezo la carrera.

"Felices Vacaciones, Chulian. Te las tenés merecidas".

23 julio 2008

Webón

Cuando tenés una compañera de la facu que es una masa.
Cuando su novio es un fenómeno.
Cuando estás por rendir finales.
Te llegan mails como estos...


Luego de una encuesta realizada entre 2 mujeres del sexo femino menores de edad, el INDEC saco a relucir el dato mas importante luego del "mi voto no es positivo", dejando de lado a la democracia que el pueblo ha elegido libremente y por convicción.

Este dato es de lo más importante, ya que toda madre Judía le interesa que el Aleman sea un tipo bueno.

21 julio 2008

Esperando el milagro

Vos.
Si, vos.
Si sabés de alguien como tu mamá, papá, tutor, encargado, adulto responsable o vecino que posea un monoambiente por Zona Norte, o Capital Federal no muy lejos (Saavedra, Nuñez, ponele que Colegiales) y quiera ponerlo en alquiler proximamente avisame!
Solo tenes que enviarme un correito a kennymetoco@gmail.com o agregame al MSN y lo vemos.

MUCHAS GRACIAS

16 julio 2008

Meado

Despedí a Mariana en Cerrito y Corrientes a las cinco de la mañana del domingo. Todo lo que me quedaba por hacer sonaba muy fácil a simple vista: Debía caminar hasta Callao intentando no pegarme la cabeza contra nada ya que tenía la visual y la motricidad un tanto distorcionada por la ingesta alcohólica, esperar el 60, sentarme y procurar no vomitar ni decir alguna estupidez que me inculpara hasta llegar a casa.
La primer parte del trayecto a pie diría que fue casi memorable si no hubiera sido por la puta lluvia finita, molesta como el mosquito veraniego que hace ruido y no pica. En el camino por la Av. Corrientes, recibí dos o tres papelitos invitándome a conocer más de cerca a unas chicas que por un módico precio preometían hacer de todo. El individuo que las repartía tenía cara de que si no iba a Cocodrilo, le ponían media falta. Además tuve el tupé de cruzar bien en cada esquina distinguiendo los colores del semáforo, y evitando morir ebrio, atropellado y solo cual Judas para el dia del amigo.
Mojado y molesto, arribé a la parada para esperar la muerte. El 60 es básicamente como la muerte: si no lo tenés que tomar, pasan uno seguido atrás del otro, casi como gozándote y haciendo Pito Catalán. En cambio, en el preciso momento que se te ocurre usarlo, cuando más lo deseas, no llega ni en joda. Como la muerte misma.
Cuareta y cinco minutos más tarde llegó y no me demoró mucho apoyar mi masa encefálica contra la ventana, cerrar la boquita para no salivar, bajar el volumen del telefono para evitar ser despertado y procurarme una linda siestita de regreso a mi hogar. Pero no, claro que no. Hora y media después descubrí que lo peor todavía no terminaba y que si algo me sale mal, me sale mal en serio.
Mi reloj biológico no me había jugado una buena pasada y para cuando abrí los ojos, estábamos dirigiéndonos por una calle de mano única. Acá hago dos aclaraciones. La primera es que no recuerdo jamás haberme quedado dormido en un colectivo, o mejor dicho, haberme pasado. La segunda es el recorrido habitual del transporte: El 60 viene por Callao, después da un par de vueltas y toma Av. Las Heras, trepa por Santa Fe que luego cambia de nombre y se llama Cabildo, despúes cambia de nombre y es Maipú, cruza la calle Paraná (calle top que divide Martinez de La Lucila. Piensenlo "Para na'". Emana Glam) Vuelve a llamarse Santa Fe, cambia su nombre por Centenario, luego es Av. Presidente manquito Perdón, dobla, agarra Libertador y le pega derecho hasta Tigre. Yo debía bajarme en Centenario ¿Y qué creen? Amanecí donde Libertador estaba terminando.
Descendi como pude, mientras me daba la frente contra el vidrio de la puerta, ya que entre la confusión, la paja que caracteriza mi andar y el sueño, mis sentidos estaban completamente alterados, Casi sin pensarlo, retrocedí una cuadra hasta Av. Presidente manquito Perdón y me dispuse otra vez a esperar la muerte. Ya no era la primera vez en la noche que estaba en esta situación: era la segunda. No estaba en casa, estaba cagandome de frío esperando otra vez el bondi por haberme quedado dormido. Otro pequeño detalle aparte es que confundí un poste con una supuesta parada y, aunque extendí mi manito cual Nazi saludando al Riech, no quisieron frenar ninguno de los cuatro sesentas en fila india que por ahí pasaban. Caminé cien metros hasta el lugar indicado y nosecuantosminutosdespués pude emprender el eterno camino de regreso.
A esta altura del relato me sentí desdichado por un lado, y cagándome de risa por el otro. Porque si hay algo que aprendí es a reirme en situaciones de baja maldad como esta, como en otras muchísimo más graves. Solo espero que la recompensa por esto sea muy buena.
No obstante si alguno se cruza con el jefe de mi destino colectivístico pásenle un mensaje: Díganle de mi parte que renuncio, que se haga culear por un burro bicéfalo... o que se cope y me regale un auto.

30 junio 2008

Other side of the world

El síndrome preparcialístico había llegado a su punto más alto la noche del martes. Era uno de esos instantes de estrógenos donde me convierto casi como por arte de magia en una mujer perdiendo tuco de hijos crudos por la entrepierna chivada: "Voy a dejar todo y me voy a abocar a los hábitos... al hábito de beber en demasía, de fumar ocho cartones por semana y al hábito de dormir hasta las tres de la tarde los días de semana. La vida de responsabilidades no es para mí". El tren no llegaba, los cigarrillos se consumían y el cielo mostraba su costado más cruento, vestido con nubes rosadas que pronosticaban que al día siguiente caerían Bernarditos Neustadt de punta. Mi paciencia y mi autoestima por la que se venía, por su puesto, jugaban un papel fundamental. Todo lo que quería era volver a casa, comer algo caliente, bañarme y, quizás, mirar algo de televisión antes de descansar para salir mañana a venderle mi fuerza de trabajo a la burguesía capitalista (Notése que estoy estudiando a Marx en dos materias simultáneamente). Pero no, claro que no. Como siempre, un giro mágico del destino haría que mi suerte cambiara de una vez y para siempre.
Ella se me acercó sin tapujos y preguntó si era yo aquel alumno de la UBA. Si era yo aquel que conocía "Al chico con el tatuaje acá", si sabía su nombre, su estado civil, su relación con el mundo y, por supuesto, su número de teléfono a fin de dárselo a la amiga que estaba interesada en mi compañero galán. Alabadas sean las mujeres que dan el primer paso. Alabadas sean las amigas de las mujeres que dan el primer paso.
Tomé las riendas del asunto, pedí el aparato comunicador inalámbrico a la interlocutora y me comuniqué con la interesada. Nunca habíamos cruzado más que un par de miradas, nunca un "Hola" o un "Que tal". Nada. Y ahora yo estaba entregándole con un moño a mi compañero de grupo. Grata fue mi sorpresa al evaluar las posibilidades de convertirme otra vez en una suerte de Roberto Galán urbano-estudiantil pero poco sé de cómo terminó esta historia.
Al día siguiente, otra vez en el mismo lugar subí al gigante animal enlatado y conmigo subió una florista con un canasto lleno de las más diversas flores que aportaban algo de color al ambiente gris que habita en los trenes a altas horas de la noche. Me coloqué los auriculares y me ubiqué en el furgón a la derecha de un grupito de jóvenes "bien" con mucha cara de "Soy de San Isidro, boló" que chusmeaban acerca de las futuras vacaciones en algún lugar recóndito de la tierra, ignorándo por completo que estábamos rodeados de gente que apenas tiene para comer. De repente se avecinó un muchacho. El individuo parecía un clon de algún cantante de cumbia villera. Vestía zapatillas costosas, pero carecía de algunas piezas dentales. Lucía ropa de marca deportiva y una gorra aunque fuera de noche y estuviéramos en un sitio cerrado. Miró a la chica bien, le tendió una flor y susurró: "Me llamo Maxi". La piba se puso de todos los colores y comenzó a rogarle por dentro al maquinista que llegara pronto a su estación de destino. Los demás ocupantos nos limitamos a mirar la situación, sonríendo por la inocencia de aquel jóven que, al menos por un par de estaciones, creyó en el amor a primera vista. Luego volvió unos metros más atrás, al fondo del vagón y se puteó con un par de amigos, pero eso ya no nos importaba.
En estos tiempos de mierda donde uno pareciera que sale a la calle para pelearse con el universo, con Karina Rabolini y con la puta que lo parió y donde a todos poco nos importa lo que pueda a llegar a sentir el otro, parece que esta vez es cierto lo que dijo el poeta que a diario toca el bandoneón en el ramal Retiro-Tigre: "Sólo el amor salvará al mundo".

14 junio 2008

Pegame (Y llamame "Sticker")

(No puedo dejar de negar que parte del motivo de este post fue motivado indirectamente por este otro post de esta señorita).

Yo apenas balbuceaba algunas palabras, aunque elegía hablar bien para ocasiones especiales, como la que voy a relatar a continuación.
Corría sin transpirar el caluroso mes de marzo del año 91, y pocas semanas habían pasado de mi segundo aniversario de ser vivo sobre la faz de esta tierra. Todavía recuerdo algunas cosas de aquella época, como el día que me quebré la clavícula por caerme de la cama marinera con tan solo tres años, o el momento en que le discutía al médico que el yeso que cubría mi espalda, mis dos hombros y mi cintura por completo no me lo iban a sacar, ya que yo lo había adoptado como mi mochila. También recuerdo sin querer engañarlos el reflejo del sol a las cinco de la tarde sobre una de las medianeras del parque, que anunciaba con alegría la hora en que mi mamá nos servía la leche a mí y a mis tres hermanas mayores.
Pero hay un hecho, unas de esas anécdotas divertidas que son recordadas y relatadas por algún integrante de la familia en cada Navidad o en cada cumpleaños. Con un poco de suerte, nadie la repite para Año Nuevo. Quizás para que sea perpetuada, quizás para garantizar que nadie la olvide y que puedan afirmar cosas como que soy maldito desde pequeño:
Un repentino ruido y un grito nos había sorprendido a mí mamá y a mí, que estábamos merendando en la cocina y mirando algún dibujito animado. El suspiro de dolor sordo provenía del final del corredor, apenas unos minutos después de que mi papá anunciara que iba a tomar una ducha reparadora después de muchas horas de arduo trabajo en el local de quesos y comestibles artesanales que poseía por aquel entonces.
Mi madre llegó corriendo agitada y abrió la puerta del baño, pensando quizás que iba a convertirse en viuda a los cuarenta años y con cuatro pequeños niños a quien debería críar sola. Yo pasé por debajo de su brazo extendido que aún se posaba en el picaporte y me introduje en el habitáculo, viendo quizás por última vez con vida a mi padre, quien apenas respiraba entre el susto y el golpe que le produjo la caída. Sin embargo,y para sorpresa de los dos espectadores, mi progenitor sólo se encontraba maldiciendo bajito, en pelotas enrollado con la cortina de la bañera y, tal vez, improvisando un exótico baile de caño pero acostado. Un espectáculo para toda la familia.
Cuenta la leyenda que me quité la mamadera de mi boca, y con perfecta claridad pregunté al mamut que yacía en el piso: "¿Te caizzzte, pelotudo?". Cuenta también la leyenda, que automáticamente huí de la escena del crimen verbal, y que mi mamá bajó ambas tapas del hinodoro para sentarse, cagándose de la risa.
Aparentemente a mi papá la pregunta le causó menos gracia que escuchar una partida de ajedréz por Radio Rivadavia, y no le tomó más de dos segundos decodificar mi inocente pregunta, levantarse del piso caliente como quien sale del subte a las diez de la mañana luego de haber propinado alguna que otra apoyadita.
Ya sus puteadas habían dejado de ser genéricas, al aire, sino que recaían directamente sobre mi tierna persona que luchaba por correr por el pasillo para no ser apresada y recibir, al menos, una felicitación por el oportunismo.
Mi papá se cayó ese día y pudo levantarse con mucha velocidad. Mi papá se cayó muchas veces y muchas más veces se levantó, algunas le tomaron más tiempo y en otras pudo levantarse solito, con todo el peso de la mochila encima. Y es un orgullo para mí que así sea, aunque en muchas oportunidades me cueste reconocerlo. Feliz Día, Gordo Motoneta. Te quiero.

01 junio 2008

Me verás caer

El trío volvía al Antonio Vespucio Aliberti después de diez años de ausencia, de separación, de rumores, de discos chotos y discos buenos. Atrás había quedado mi desolación por no ver al mito hacer su gracia en vivo y en directo, ya que la última vez que se los había visto juntos yo tenía ocho cortos años. Como la realización de un raro cuento de hadas donde en lugar de música clásica, manzanas envenenadas y hermanas siniestras, habría rock, drogas y putas. Bastante parecido ahora que lo pienso. Obviamente caro desde su anuncio, las localidades no tardaron en agotarse a manos de adolescentes fanáticas del cantante, de jóvenes ilusionados como yo, y por supuesto, de los seguidores habituales ya devenidos en gerontes.
Imposible como se creía, conseguí una entrada para el show menos de veinticuatro horas antes de la realización del mismo. No pregunten quien era el individuo, solamente era uno de esos contactos que más vale tenerlos de tu lado. Capaz de conseguir todo tipo de objetos en última instancia, capaz de darme una entrada para ver a Soda Stereo la noche anterior a que tocaran, capaz que el número de la entrada el 400, capaz de vendérmela más barata que el precio normal cuando la reventa era de seis o siete veces el valor original, capaz que si me descuidaba se iba corriendo con la plata o me metía un par de corchazos. Una vez realizada transacción, no tuve mejor idea de hacer uno de esos chistecitos que suelo hacer:-¿Y el ticket? -¿Cómo? -El ticket por la compra... -...
Le puse mi mejor carita de nene abandonado cuya madre en lugar de darle el pecho, le daba la espalda. En el aire se respiraba ese aroma gris de galletita de agua recién masticada, anunciando mi muerte bajo el paragolpes de un 60 de paso por la avenida que nos veía realizar esta práctica tan ilegal y tan común. Estreché mi mano con el sujeto y partí antes que este decidiera hacerme saber las cosas que le suceden a diario a los boludos. Las cosas que suceden a diario en la ciudad de la furia.

21 mayo 2008

Gusano reloaded

La versión 2008 del Gusano viene evolucionada. Ya no habla de sus maltratos constantes a las mujeres, ya no habla tanto de "A esa le hago el orto toda la noche" mientras yo examino con cuidado la palma de su mano derecha en busca de pelos que delaten su amor y su fanatismo por Vilma Palma y Los Cinco Latinos. Ahora el gusano también habla de tendencias, de celulares capaces de llevarte los chicos al colegio y un sin fin de (in)utilidades que supo comprar con el sudor de su frente.
Pocos minutos después de comenzar el alarde de su nuevo aparato, y habiéndome (Yo) convertido en una máquina de escupir cosas ácidas, tal como lo hacía en la primaria con los caramelos Fizz, ofreció pasarme un video en el que una chica "No sabes como le chupa la pija, YO LE ROMPO EL ORTO TODA LA NOCHE". Ante mi negativa, ya que no me interesa el sexo ajeno, él siguió insistiendo. Ya con el sistema inalámbrico para transmisión de datos entre telefonitos encendido, el Gusano se llevó una sorpresa de lo más agradable, y no era que yo hubiera aceptado su oferta.
Seguramente porque estabamos en un espacio público y concurrido, la lista de usuarios en la pantalla del celular ascendía a algo más de treinta personas. La mitad más uno, como la hinchada de boca, eran damas. Una posible candidata era la señorita apostada en la mesa contigua, así que el sujeto comenzó el diálogo a fin de tener algo de éxito.
-M... ¿Ana?
-No.
-¡Dejame adivinar! Em... ¿Belén? ¿Lucía? ¿Fer? ¿Fer con estrellitas? ¿Camila? ¿Syl?
-Tampoco.
-¿Sos alguna de estas minas que figuran acá?, dijo señalando su aparato comunicador.
-No, no tengo bluetooth.
-O sea que no estás en esta lista...
La dama dejó su sitio, seguramente pensando que eramos dos gansos sin corral y la perdimos de vista.
Ofuscado con el mundo, siguió la conversación.
-¿Ves? Es mentira la publicidad. Te meten que te hacés el langa con el celular último modelo y al fin y al cabo las cosas siguen igual que siempre.
-Bienvenido al sistema, querido. El día que dejes de pensar toda tu vida en función de conseguir minas vas a ver como te cambia la existencia. La misoginia es un buen camino en momentos como estos, haceme caso.
-¡Es todo mentira!
-Desde hace milenios; dos por lo menos. Fijate que la Virgen María se la daba de virgen y tuvo un pibe. Y yo, particularmente, la del Espíritu loco no me la trago. Si te pones a pensar, es como la Wanda Nara del año cero. De ahí en adelante es todo un quilombo.
-Cuanta sabiduría en tus palabras, Chulian.
-No quiero ser malo. Nada más alejado de mí que ser o creerme un winner, todo lo contrario, pero lo que veo que sigue intacto en vos con el correr del tiempo es tu capacidad para ahuyentar a las mujeres.
Un silencio ensordecedor ocupó la mesa. Me miró con odio. Con el mismo odio en los ojos cada vez que digo una cosa por el estilo, asumiendo la derrota. Ese odio que yo sé responder con una sonrisita que no necesita de agregados. Esa sonrisa muda, que por dentro esconde una carcajada victoriosa.

12 mayo 2008

La sexta confesión

-Lo prometido es deuda: la última confesión que deviene del Post anterior. En sí, esta sería la última frase dicha por Ignacio, pero para entender eso tienen que saber a qué se refería. Por eso, acá está la historia completa-

Ella era LA mina linda a la que solamente le faltaba cagar al trote para ser una yegua. No sé si había sido un golpe del destino, pero después de mucho insistir, la dama accedió a salir conmigo bajo la excusa, la poco original y siempre querida excusa del "Vamos a tomar algo". Acá quiero hacer un paréntesis. Si bien yo fui el autor de la propuesta salidera, nunca entendí el concepto de "Tomar algo". ¿Qué es "Algo"? ¿Seven-Up, líquido para frenos, aguarrás, un taxi? Alguien que me lo explique si es tan amable. Prosigo. Así que fui al encuentro en un barcito del barrio de Belgrano, no sin antes debatir el vestuario, quejarme de un granito en la cara, olerme el chivo dos veces para verificar que Rexona no me hubiera abandonado y todas esas cosas típicamente femeninas pero por las cuales cualquier hombre pasa en algún momento de su existencia.
El primer punto en contra fue que me aburrí bastante y no me tomó más de treinta minutos saber que no teníamos nada en común. Tampoco era que ella le ponía mucha garra para aunque sea, pasar una noche divertida y amena. Si a este ámbito ceroonda le faltaba algo, era que a mitad de la noche se apareciera en el bar una de mis hermanas y una amiga con su clásica cara de orto cuando sospecha que alguien "Le quiere robar al hermanito". Lo peor, es que no era la primera vez que me pasaba esto. Culpa mía por frecuentar los mismos lugares. Daniela y su escolta, que bien entendieron mis miradas tardaron menos de dos minutos para desaparecer por la misma puerta que las vió entrar, mientras me hacían señas con el pulgar para abajo, y otro sin fin de gestos más que yo interpreté como: "Seguro que es frígida, gordo. Tiene cara de concha triste y que no se depila."
Pero ya estaba ahí y tenía que saber si había algun tipo de posibilidad. Así que estoico y guapo como soy, intenté dos veces acercar mi boca. Pero ella, más rápida de reflejos que el correcaminos, supo esquivar mis golpes labiecísticos al ritmo de la frase más boluda que escuché en mi vida: "No te confundas, somos amigos". A palabras embarazosas, oídos anticonceptivos.
Tiempo después comprendí que me hizo un favor al negarme lo que yo creía eran sus encantos. Aunque en el momento, reconozco que quedé con el orgullo golpeado y sintiéndome muy boludo. Como el cura retrasado ese, que cerró fuerte fuerte las puertas de la iglesia para que no se le escape volando el Ave María.
Al otro día nos juntamos a comer con la multitud en casa de Tincho. De camino al supermercado a comprar bebidas y otras cosas para la cena -Mientras el resto se quedó cocinando- se produjo el siguiente diálogo con Ignacio, con Tin como testigo único del desorden mental que tiene este muchacho:
-Seguro que fuiste tan ganso que pagaste todo vos, me increpó.
-Si, pagué yo, le contesté
-¿Y cuánto te gastaste?
-(Le digo el monto abonado).
-No... ¡¡¡Que hija de puta!!! ¿Y ni un beso te dió? Yo mínimo por toda esa plata le afano los zapatos y me voy corriendo, afirmó con seguridad.
No tardé mucho en caer con el culo en la vereda, con los ojos colorados, llorosos y mis brazos rodeando mi panza. De lo más hondo de mi garganta se escuchó salir un "JAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA" a todo volúmen. Pocas veces tan extenso, y nunca tan oportuno.

07 mayo 2008

Jugate conmigo

Hace algún tiempo atrás hablaba con alguien que lee este blog y me decía "Vos nunca hablás de mujeres". No sé si por reservado o qué, pero mi respuesta fue clara: "Hay cosas que un caballero no cuenta. Discreción, querida, dis-cre-ción".
En vistas de que hay mucho chusma dando vuelta y que, es cierto, jamás hablé del tema, les dejo una suerte de confesionario-juego para que sepan con qué clase de enfermo mental están tratando. Están avisados.

Reglas:

1. Cada jugador cuenta 6 confesiones de sí mismo
2. Además de las 6 cosas, tiene que escribir en su blog las reglas.
3. Por último tiene que seleccionar a otras (6) personas y escribir sus nombres/blog.
4. Por supuesto, no hay que olvidar dejarles un comentario - que han sido seleccionadas para este juego.

Mis confesiones:

Suelen NO gustarme las mujeres que las miras y decís "Esta piba se escapó de la Cosmopolitan". Conmigo prevalece la simpatía y la inteligencia, obvio con un grado de atracción física, pero esta no suele ser el todo. Ni hablar si tienen linda sonrisa. Soy más simple de lo que parece.

Casi le regalo un gato a una dama para poder conquistarla. Ojalá estuviera inventando esto. En ese momento todos mis amigos se me vinieron al humo y yo, por suerte, cambié de parecer a tiempo. Hubiera sido "El gran quemo del 2007".

Tuve un encuentro cercano con una joven que no solo no habla mi mismo idioma, tampoco vive en este país, y como si fuera poco no es de este continente... es de Australia. Un poquito lejos me las busco.

Durante mucho tiempo me disgusté por algún que otro fracaso y todo cambió el día que me dí cuenta que era mucho más fácil que me vaya bien siendo yo mismo. Algo así como la de "Ah, sos telemarketer", pero antes de que esa publicidad saliera.

La edad media de damas con las que estuve, son señoritas que me llevan algo así como entre cinco y once años.

La sexta la dejo para el próximo post, porque se lleva TODOS los premios.

El juego se le pasa a los siguientes Juguetones:

Ari
Anastasia R.
Marcia
Ccccc
Estrambótica
Tincho

30 abril 2008

Hubiera nacido mudo

La joven no tardó mucho en levantarse de su asiento e irse, saludando fríamente, con un aire de despecho y no mucho tiempo después la perdí de vista. Algo hice mal.

Diez minutos antes.
-¡No, tampoco! Encima vamos con mi mamá seguido a Siga la vaca y yo me pido mi ensaladita, jiji, dijo la blonda con un tono de satisfacción.
-¿Algo más que deba saber?, le pregunté atónito.
-No como chocolates, no tomo otra cosa que no sea agua, no como crema no como huevos, dulce de leche. Soy vegetariana.
-No, no sos vegetariana... ¡Sos un embole, flaca!, sentencié.

Diez minutos después de la huída me enteré por mi amiga Valeria (sí, de repente la blonda y yo teníamos una amiga en común) que la dama había estado preguntando por mí. Parece que en una primera impresión le caí bien. Parece que mis comentarios no le hicieron gracia. Parece que, otra vez, no me tomó mucho tiempo arruinarme.

28 abril 2008

Inventario

Ya tengo este querido espacio.
Ya tengo 5 por 4.
Ya soy parte de La conjura de los necios.
Ya tengo Blogger Arg, aunque falto de entradas, en algún momento subiré algo.
Si algo me faltaba, era tener un blog con fotos. He aquí mi nueva cosa mía: Retratos Urbanos. Espero les guste.

25 abril 2008

Himno

Luis Miguel

"Voy a apagar la luz (¡Chan!) para pensar en ti (sin palabras) y asi dejar volar a mi imaginacion (¡Ja! Toquetón) ahí, donde todo lo puedo, donde no hay imposibles (Jejeje... vicioso) ¿Qué importa vivir de ilusiones si asi soy feliz?"(La paja nunca dice que no...¿no?)

20 abril 2008

Full House

Hace tres semanas que a mi viejo le descubrieron asma. -Madre anoréxica y padre asmático, ¡Esta familia es lo más!-. Lo gracioso de la situación es esconderle los medicamentos que tiene que tomar y las caras que pone cuando le planteo la posibilidad de NO dárselos. El otro día, sin ir más lejos, se dió el siguiente diálogo:

Padre: ¿Mis medicamentos?
Julián: Guardados.
Padre: ¿Me los alcanzás?
Julián: No, ¡Sino no tiene onda! Hagamos algo: tenés que buscarlos y yo te doy pistas.
Padre: ...
Julián: No tiene gracia, ¡Dale! Hace mucho que no jugamos a nada, copate.
Padre: ¡Cof! ¡Cof! ¿Me los podés devolver?

-Padre busca los remedios-

Julián: No, ahí no. Frio, frío. ¡Epa! Ahi está tibio. No, ya te fuiste para el otro lado. Frío. Glaciar lo tuyo. Posta que si dependiera de vos mismo y no de mi buena voluntad, estás al horno.
Hasta que me canso de jugar con su salud y se los devuelvo. A veces me siento cruel.

16 abril 2008

Consejo

En el preciso momento que sientas que tu vida se reencausa, que lo malo quedó atrás y que ahora solo pueden pasarte cosas buenas... ¡¡¡DUDÁ!!! No tarda más de una semana en irse todo a la mierda.

Es un consejo de Chulian

11 abril 2008

Ugly April

La jornada se daba por concluída, era otro jueves cobarde que empezaba a terminar. Salíamos de clase con tres compañeros y, mientras nos dirigíamos cada uno para su rumbo, charlábamos sobre un profesor. El tipo en cuestión tiene un parecido muy importante a Fito Páez. Y cuando digo "parecido importante", me refiero a que con veinte años más, bien podría ser su doble de riesgo. O triple de miga. Encima de la similitud en su anatomía, el parecido se extiende a su forma de hablar, su casi gangoso tono de voz y los movimientos de las manos, que a falta de un teclado, se dispersan por el aire una vez a la semana dentro del aula.
Mi comentario idiota no se hizo esperar y, dirigiéndome a la multitud, dije: "Lo unico que falta es que diga que la unica verdad en este mundo es que Rosario siempre estuvo cerca". Bajé la vista y me concentré en las baldozas antes de descubrir las miradas desaprobatorias del resto de los participantes de la conversación. "Bueno, también me van a decir que Abril -la ayudante de cátedra- es fea, ¿No?". Era un momento incómodo para mi existencia. Si bien acostumbro a recibir este tipo de respuestas de la gente que me rodea, recibir dos miradas de ese estilo una atrás de la otra fue demasiado para mi ego. No me quedó otra que saludar moviendo la manito de lado a lado y emprender el camino de regreso a mi hogar, casi en silencio.
Veinte metros después me dí cuenta que sólo un chiste peor que ese podría salvar la noche, o lo que quedaba de ella. Volví corriendo, galopando como Forrest Gump a contramano del resto de la multitud, cuando por fin los alcanzé. "¡¡Muchachos!! ¡¡Muchachos!! La otra cosa que puede decir el zapato este es Dios santo, que bella Abril". Uno de los sujetos me corrió con una botellita de sprite, mientras me garantizaba una muerte dolorosa, o un enema poco ortodoxo. (ORTOdoxo, por si no entendieron el chiste). Otro de los caballeros, Matías, que fue compañero mío durante toda la primaria intentó calmarlo diciendo "¡Dejá! Este cuenta los mismos chistes desde que tiene siete años".
Para concluír la hazaña festejé el triunfo de mi pelotudez al mejor estilo Marcelo Salas. Si de famosos se trata, y el Pity Álvarez es ratón a batería, Chulian es idiota a cuerda. Que no le queden dudas a nadie. ¡He dicho!

02 abril 2008

Yo lo sabía

Calor que raja la tierra. Frío que te congela las bolas. Lluvía que te empapa las mechas y un viento capaz de levantar hojitas caídas y hacerlas aterrizar de lleno adentro del ojo. Y todos esos cambios climáticos en un mismo día. Señoras y señores, Buenos Aires se ha convertido en una vieja menopáusica que ya no retiene ni controla sus fluidos. Que alguien nos ampare y nos proteja.
Esta tarde me asomé por la ventana que divide el kiosko del mundo exterior. Puse mis manos juntas, como si estuviera implorándole a la virgen atacordones que se apiade de mí, y con un rostro tierno mi súplica no necesitó de verbos. No te voy a dar monedas, me dijo mi kioskera habitual. Mirá la cara de cachorrito golpeado que te pongo, nena, no podés ser tan insensible, le contesté. Se ofreció a cambiarme dos pesos y, mientras buscaba los pequeños disquitos dorados, le pregunté si tenía novio. Ante la negativa, ofrecí presentarle a algún amigo soltero y sin apuros a modo de agradecimiento. Ante la segunda negativa, ofrecí presentarle a alguna amiga soltera y desesperada. Grave error. Fue en ese momento que la cara de la dama se transformó en una expresión mitad asco y mitad miedo. En un vago intento de arreglarla, mientras la joven se miraba a sí misma de pies a cabeza buscando algún rastro de lesbianismo, le conté de la vez que ví a un conocido sopapeándole el payaso a otro hombre en una fiesta. Y nadie se lo esperaba. De poco sirvió ya que, al borde de las lágrimas, mi último intento por salvar la situación fue decirle crudamente que "Uno nunca sabe". Soy un poco bestia a veces y se nota a la legua que "tacto" me la llevé a marzo del dos mil veinte. Hize la despedida más rápida que de costumbre antes que la chica en cuestión optara por arrojarme con algo por desubicado y huí pensando en que con tres preguntas pelotudas le cagué la tarde a una dama que ningún daño me hizo. Se ve que en el fondo soy un tipo jodido.

28 marzo 2008

La terminal (del subdesarrollo)

Tal como Tom Hanks (Y no me refiero al personaje retardado que hizo a principios de la década del noventa. Al menos no en este update; quienes me lean a menudo sabrán que nada más alejado de mí que ser un bobo a pedal como Forrest Gump) voy a vivir en un lugar de tránsito público y tránsito lento.
Después de mucho meditarlo, hacer cuentas, evaluar los pro y los contras, opté por tomar posesión de la Universidad de Buenos Aires. Me va a salir más barato instalar una carpa en un aula abandonada que seguir viviendo aquí, ya que durante los próximos meses de mi vida deberé acudir seis días a la semana en pos de terminar el conchudo CBC. Además, cuento con baños, locutorio, cafetería y kiosko. Siendo realista, hoy por hoy es todo lo que necesito para subsistir.
A la hora de repartir los papeles, se me ocurrió que el del guacho que quiera deportarme quedará relegado a algún muchacho del Departamento de Alumnos (o del monoblock de profesores) quien se encargará de hacerme la estadía imposible. Probablemente se alíe con los caballeros de la franja morada para que irrumpan en mi franja y hagan estragos en mi virginidad anal. Ahora que lo pienso a mi culo y a la carpa, tienda, o sábana sostenida por un montón de ramitas le voy a poner alarma perimetral, Lo-Jack y ADT.
Ya que la historia cinematográfica también incluía un amor dificil de sobrellevar, se me ocurrió que mi enamorada de turno podría llegar a ser Eleonora, la dama que atiende el barcito. Si bien ella no es Catherine Zeta Jones y tampoco tiene un novio que sea piloto de aviones, el tipo la RE pilotea con la máquina de café. Es motivo más que suficiente para ser parte de esta historia. Además, el hombre pasa ahí gran parte del día, tal como lo haré yo en un futuro no muy lejano para pelear por el cariño que me tengo merecido. Dicen que a los enemigos hay que tenerlos cerca... debe ser por eso que mis viejos comparten techo hace más de treinta años.

A propósito, Papá Noel me respondió la cartita que le envié hace algunas semanas atrás con una nota que decía "¡Andá a lavarte el ojete vos, perejil! El próximo chiste que hagas sobre Rodolfo y sus adicciones mi cruel familia y yo vamos a tomar represalias. El tiro que te lo pegue tu vieja".

20 marzo 2008

Hit me

Como muestra de agradecimiento por los daños ocasionados, les dejo un pequeño video para que se entretengan hasta que pueda sentarme a escribir en algún momento de la vida. Creo, sin temor a equivocarme, que Tin cumplió la fantasía de todos aquellos que alguna vez me conocieron: la de pegarme. Y que me duela.

17 marzo 2008

Estamos atravesando severos problemas tecnicos en este momento. Sepan disculpar las molestias ocasionadas. Estamos trabajando para su comodidad.

Atte. Chulian.

12 marzo 2008

Al olor del hogar

Hociqueó el ambiente y sin ningún tipo de escrúpulos y sin medir el daño que me haría sentenció: "Hay olor a puterío acá". Pero campeón, es un desodorante de ambientes que compré hace un par de días. No importa, hay olor a puterío, insistió.
Doce horas más tarde, cerca de las cinco de la mañana de un domingo, me pidió que lo llevara a un piringundín. Pero no a cualquier antro de perdición. Me pidió que lo llevara a uno que estaba a nueve Farmacitys de distancia, cerca del barrio porteño de Palermo. Sabía, por la zona a la que nos dirigíamos, que había más chances de ser violados por la banda del gordo fiambrín que que mi amigo se desleche con una señorita de la noche. No obstante, ante la inminente posibilidad de que el cabellero me eligiera como blanco para su desagote, opté por acompañarlo a dicho sitio.
Al entrar, una cuarentona que reclamaba un plan canje urgentemente nos recibió con la vulva abierta. La señora era la versión gorda de Daniel Agostini, con los ojos saltones y una voz ronca que denunciaba que el paso del alcohol, el cigarrillo y la clandestinidad repercuten en la fisonomía y el timbre de voz de las personas. No tardó mucho tiempo en afirmar con seguridad que "Las cuatro chicas que están son divinas, ya van a ver..." y nos invitó a sentarnos en unos sillones que apenas quise tocar con mis manos del asco que me producía dicha situación.
Tanto como la primera de las damas que se presentaba para realizar su tarea, el lugar era bastante feo. Tenía una suerte de living pequeño con una barra donde los oportunos "amigos gamba" como yo podían tomar un trago mientras esperaban el regreso de quien venían a acompañar. Más atrás, una cocina donde las muchachas descansaban entre cliente y cliente y una habitación al final del pasillo. Al costado de este, unos duendes mal pintados y casi diabólicos reposaban sobre un hogar a leña quitando, al menos para mi virgen entender, toda posibilidad de erotismo.
Mi amigo eligió a la cuarta chica, la que se hizo rogar por un rato por estar ocupada con otros asuntos. Yo, en cambio, me quedé en la barra fumandome un pucho, esuchando música y teniendo conversaciones de lo más interesantes con la madama. Acá quiero abrir un paréntesis: Yo no pasé. No por decencia, no por no cometer pecado o algo por el estilo. Simplemente NO me gustan las trolas. Todo bien, es un laburo tan digno como cualquiera, no por nada es la profesión más antigua de la humanidad pero mientras tenga estómago, me abstengo de elegir el sexo gerenciado.
Seis canciones de La Mancha de Rolando más tarde mi amigo salió de la habitación con cara de feliz cumpleaños y con la cabeza más erguida que antes. Se notaba que el peso de la leche en su masa encefálica había disminuído considerablemente. Ya en la calle y con una Buenos Aires amanecida emprendimos el regreso a casa. Che, tenías razón, le dije. ¿Qué pasa?, respondió mi amigo. Que...tenías razón, ese desodorante de ambientes que compré para casa huele a cabarulo.

05 marzo 2008

Siguiendo la Luna (Y el piso)

Hace algunos días atrás Tin publicó en Cinco por Cuatro un post acerca de cinco cosas que uno hace de boludo. Tristemente, el punto cuatro le es ajeno y formar parte de una de mis vivencias mientras me bañaba. Dedicado a Sil, quien pidió que le expliquemos. Ahí va:
Ese día yo estaba con algunas líneas de temperatura y, aburrido por pasar cuatro días tirado en la cama se me ocurrió ponerle un poco de onda a mi existencia. Más allá de que casi me caigo mientras que intentaba sacarme una media parado y me rompí los codos jugando a ser La Mole en el baño, había logrado meterme en la bañadera, abrir las canillas, cerrar la cortina y procurarme un baño para sentirme menos peor. Estaba equivocado, como siempre. Sin dudas el vapor, el calor y el encierro hicieron el daño suficiente como para convertirme en un pelotudo enfiebrado y con alucinaciones. Al menos más pelotudo y más alucinógeno que lo que suelo estar normalmente. No es que hubiera fumado algo, pero se ve que me hizo mal la mezcla satánica y, en el estado que estaba, me era dificil distinguir que si no quería morir de un golpe, iba a tener que secarme y volver a la cama antes de que lo peor ocurriera.
Ya enjabonado y con el piso convertido en una sucursal de la fiesta de la espuma, mi cerebro y yo pensamos que sería "Divertido" hacer el moonwalk en la ducha. Los dos primeros pasos fueron dados con gracia y agilidad, moviendo las manitos y los hombros, girando y agarrando el supuesto sombrero. Tal como lo ví hacer a Michael Jacksons antes de que sea tan tan blanco. El tema estuvo en el tercer paso, donde teniendo en cuenta que la tercera es la vencida, pisé el jabón y no me costó mucho perder el poco equilibrio que me quedaba. Los resultados no tardaron en hacerse esperar y en menos de un segundo estaba, caño de la cortina mediante, en el piso pidiendo piedad antes de morir. El aterrizaje forzozo comenzó con mis costillas vs el borde del lavamanos y las rodillas de lleno contra las cerámicas. Dolor y del bueno, sí. En un segundo ya había recobrado la consciencia y mientras luchaba por pararme, pensaba cosas como "Sos un pelotudo, Julián". Me recompuse y me juré a mí mismo jamás hablar del tema... lo único que puedo decirles es que no lo intenten en casa a menos que estén supervisados por un adulto responsable o por una novia copada que antes de echarse a reir, se tome la molestia de ayudarnos a levantarnos del suelo.