30 diciembre 2008

Como leche hervida

El año nuevo llega ya cansado, agotado. Sin ver la hora de que el puto espíritu comprador compulsivo se vaya de una buena vez.
Algunos se preguntan de quién fue la feliz idea de festejar el nacimiento de un hippie, por más que haya sido el primero. Peor aún, muchos se preguntan por qué tener que hacer regalos materiales, con plata, que hacen que uno se gaste el aguinaldo sin mayor contemplación. Navidad es una fiesta tan pero tan capitalista que hasta los neoliberales se estresan de solo pensarlo.
En cambio, del otro lado del mostrador está el año nuevo. Ese es algo así como el premio consuelo de las fiestas; el amante, el segundo, el Reuteman, el hijo bobo no aceptado ni respetado por la familia, el primo fracasado que lo dejó la novia un 23 de diciembre.
Para esa fecha, a eso de las diez de la noche del 31 lo único que quedó flotando en el aire es un pedo de Papá Noel con sabor a pasto y a cuero de dromedario explotado y sin sindicato que lo ampare
Finalmente cuando faltan menos de 10 minutos para las doce, mamá se queja por el año de mierda –este, el que pasó y el que vendrá- Papá está descorchando botellas y cargando copas en un rincón, siempre con su equitatividad tan comunista que haría temblar al propio Fidel Castro, pero se lo ve sonriente.
Para los hijos la cosa está medio repartida. Una de tus hermanas ya tiene un pedo que no puede más y amenaza con vomitar vitel toné (o como garompa se escriba) sobre la mesa dulce, mientras unas nueces confitadas la miran de reojo diciendo "Triste destino, me hubiera dedicado al ballet". La otra está ahí, prendida al teléfono jurándose amor eterno con el novio mientras la hija de la amiga de tus viejos, esa que siempre te desagradó, ondea mugre mientras te muestra la bombacha rosa estrenada una semana atrás.
Los que quedamos solos nos conformamos con hablar de política, lavar los platos o embriagarnos hasta las nauseas, mientras los celulares colapsan y miramos "Los festejos de año nuevo alrededor del mundo" -siempre mejores que los propios- en Crónica TV. También toleramos los reclamos de la abuela perdida, que, a los gritos por teléfono a 300 kms. de distancia se jacta de extrañarnos pero no paramos de quejarnos porque la vuelta a casa es una verdadera paja. Sumado a las ganas de matar a todo ser vivo que atente contra nuestra voluntad de no querer movernos del sillón o lo que sea que soporta nuestro culo.
El tío jodón de alguien –ese personaje que cae ya chupado en la cena y uno desconoce el vínculo- no se priva de hacerle un chiste a la más vieja que está medio sorda y se ríe de su cuñado, que se quedó sin laburo y no podrá irse de vacaciones con los nenes a Las Toninas. Un pelotudo importante que sin dudas merece ser atropellado, meado, cagado, vomitado y mutilado por una horda de renos hambrientos.
Media hora después del brindis solo queda sacar del fondo de la nariz el impregnado olor a humo proveniente de la casa de al lado. Porque sí, porque el vecino es un piromaniaco pitocorto que incrementa su tamaño varonil tirando cañitas voladoras al aire, y al ritmo de alguna canción chota de fondo evitas que te caigan encima corchos, cañitas voladoras, mugre y todo tipo de objetos que flamea felizmente ese puto día.

Este blog está oficialmente en contra de las fiestas, de la cosa chota esa de tener que salir porque es Año Nuevo, de desearle felicidades a gente que no conozco y de tener que compartir cenas con gente que no me simpatiza.
Si la van a pasar, pásenla con gente que quieran, que les guste compartir, que se diviertan. Pásenla con gente que ven todo el año...

19 diciembre 2008

Tais_toi!

Separados por alguns metros de distancia, puestos en cuclillas y formando un triángulo se encontraba un grupo de mimos maquillados. Advertido por la experiencia poco feliz del sujeto que había hecho una triste actuación hacía un par de cuadras, opté pasar lo más lejos posible que me permitiera el tumulto de gente. No tenía ganas de sumarme a una mini obra de teatro espontánea dirigida por nadie, mucho menos, por mudos de blanco.
En el preciso momento que sentí que la etapa más dura del trayecto estaba superada, que había pasado desapercibido, uno de los sujetos se paró en frente mío e impidió que yo siguiera caminando. Lo miré a los ojos y antes que pudiera emitir algún sonido, comenzó a señalarme el papel que él mismo había puesto en el suelo. Particularmente, no tengo ningún problema en levantar del piso mugre ajena y depositarla en el cesto correspondiente, pero cuando el asunto involucra mimos, ya pasa a ser un problema mayor. Ante mi negativa y mi súplica desesperada por seguir mi camino, el muchacho no solo no me dejaba pasar sino que seguía con su triste actuación de enojado por la suciedad y para colmo se sumó un segundo mimo. Éste era el que más me molestaba. Tenía en la cabeza pelo duro con rulitos cortos, como si fueran pelos de concha mal oliente; llevaba unas lágrimas negras pintadas en sus cachetes y se lleva los puños cerca de los ojos, prentendiendo estar llorando porque yo no quería colaborar con la causa. Incluso llegó a señalarme a mí y al puto papel para que de una buena vez lo recolectara. si bien hize la propuesta de hacerlo llorar en serio y a costas de un golpe de puño de mi parte, el sujeto hizo caso omiso a mi gran idea. Soy un tipo manso, pero tengo una derecha más que respetable.
Durante diez minutos discutimos los dos mudos y yo, que tuve que contenerme de golpearlos ya que temía que algún miembro de la Sociedad Protectora de Mimos estuviera presente para denunciarme por la masacre que estaba por desatarse.
Luego de que el imbécil me diga: "Dale, levantá el papel ¿Qué te cuesta?" le salté a la yugular cuestionandole su profesión, su mudez, su condición de ser humano. Tuve que amenazarlo de muerte y dejarle bien claro que la próxima vez que el destino nos cruzara, yo iba a tener permitido el uso de armas de fuego y balas suficientes para hacer justicia.
Finalmente logré huir pensando que lo de los mimos es algo muy Tellerman, muy afrancesado, que evidentemente el mal gusto también le llegó a Mauricio Macri, que zarpado en limpiar la ciudad lo único que sigue haciendo es ensuciar su triste, muda, rayada, gastada y detestable imagen.

11 diciembre 2008

Descargo necesario

Y que el trabajo.
Y que si pido o no una entrevista con mi gerente.
Y que si sigo o no con la carrera.
Y que si anotarme o no en el Rojas para estudiar Artes audiovisuales.
Y que en cualquier momento mato a más de uno.
Y que la mudanza para vivir solo.
Y que la garantía.
Y que el deposíto.
Y que sacar cuentas.
Y que quiero dejar de fumar.
Y que escribir acá siempre fue un placer pero hace un mes y pico tengo un texto a medio hacer y no le encuentro la vuelta.
Y que todo el cansancio de los ultimos nueve meses por culpa de la UBA se me vino de golpe y estoy hecho un zombie.
Y que tantas cosas que hace como una semana que no duermo.


En cualquier momento me prendo el Cabo CAÑAVERAL enterito a ver si me puedo calmar un poquito. Sepan disculpar, Diciembre viene siendo más movido de lo que puedo llegar a manejar durante todo un año.

GRACIAS