24 diciembre 2007

Lo necesitaba

Hacernos creer en Papá Noel es sin dudas alimentar otro monstruo mentiroso como el Ratón Perez, los Reyes Magos y la virginidad de Wanda Nara. Particularmente las fiestas las disfruto, pero a mi manera. Lejos de cualquier caracter religioso, pero sí como un momento de disfrute, de reunión y de goze.
Ayer tuve la suerte de ir por 18º vez de ver a Dancing Mood en Niceto. Y fue una fiesta. Fue una catarsis de cuerpo y alma donde todos bailábamos a nuestro ritmo. Sin importar edad, color, si tenías dreadlocks, si fuiste mal vestido, o si tenés goteras en tu casa. Grupos como Bersuit te invitan a saltar, Catupecu a golpearte contra algo, Los Piojos a cantar, Dancing te invita a sacarte la ropa y ser feliz hasta que te desmayes y no puedas más de felicidad. Y no, créanme si les digo que no fumé nada.
Ahí todo el mundo bailaba, saltaba, gritaba, lloraba. Se sacaban las remeras y las agitaban por el aire. Esas son las fiestas para mí. Ese momento en el que nada importa y uno, simplemente, se limita a ser feliz con lo que tiene a mano y se dispone a disfrutar con toda su alma de ese momento. Eso era lo que estaba necesitando. Necesitaba bailar tres horas y cuarto en mi mundo, rídiculo, feliz y con el torso pálido desnudo. Necesitaba cerrar el año de esta manera. Necesitaba ver otra vez a Dancing Mood en Niceto.

22 diciembre 2007

Como irse de un bar sin pagar II (El método)

Hay que tener en cuenta varios aspectos a la hora de elegir irnos de un bar sin dejar el billete correspondiente.
-No lo hagan siempre en el mismo lugar.
-No hagan correr la bola de que en tal lugar es seguro que se van ebrios y de arriba, es factible que no les salga.
-Busquen irse cuando el camarero está a pleno, o se fue al baño o a la cocina.
-Váyanse con actitud de "Ya pagamos". Mirar mucho hacia la barra denota que algo están ocultando.
-Si se van a ir sin garpar, que sea por una causa noble. Ejemplo: El lugar estaba lleno de minas histéricas o que están lejos de vuestro alcance o Este lugar es una garcha y es caro al pedo.

Mis años de camarero me han enseñado las falencias del oficio y llevaba meses planeando el gran golpe. Para la época que esto sucedió mi sueldo era menor a los trescientos y pico de pé por mes. Imaginen que si salía viernes y sabados durante un mes, a un promedio de sesenta mangos por noche el saldo total me daba cuatrocientos ochenta mangos solamente invertidos en chupi. No era negocio y tampoco estaba en condiciones de negarme a disfrutar de las maravillas que la noche puede ofrecerme. Por más que actualemente el noventa por ciento de las veces salimos con mi coequiper y es tan poca la fé que nos tenemos que ni nos calentamos en encarar minas. Somos triste, sí, pero no pretendemos parecer lo contrario. (Algún día esas turras que fuman y nos miran mientras bailan solas en un rincón van a venir hacia nuestra mesa, lo sé)(No, no va a pasar nunca pero tampoco perdemos las esperanzas)(La esperanza, como siempre digo, es solamente una zamba)(Ok, le aflojo a los paréntesis y sigo con los tips para irse sin garpar).
Era una noche de invierno con Antonela y su fiel caballero. Abstemios ambos, y desinteresados en acerme compañía en la borrachera. La primer cerveza la pasé como agua, pero esa la pagué ya que el camarero fue lo primero que solicitó. Luego un Gancia batido, trago maraca si los hay, pero que me gusta. Depués otra cerveza y un "Te pago todo junto en la barra, ¿dale?". Minutos más tarde otro gancia batido y ya me sentía el amigo gay. Dos hombres y una mina en la misma mesa, evidentemente el papel de puto no me jugaba a favor ya que ninguna dama se me acercó ni siquiera para contarme lo ridículo que me veía. "Una chervechita más y nos vamos", arengaba yo para acabar la noche y pedir otra Gancia.
El momento clave fue pararme de la mesa. Estaba en ese dulce punto entre las ganas de vomitar y menear la cabeza al ritmo de cualquier canción de Gloria Gaynor. Firme frente a la barra, -Sí, lo tuyo son tres Gancias y tres Stella Artois... setenta y cinco pesos. -No, mirá, tomé una sola cerveza que te la pagué y te vengo sí a pagar un Gancia, dije seguro mientras Anto me miraba con cara de "No podes". -¿Estás seguro?, acá no lo tengo anotado respondió el barman. -Mirá, flaco, ya te pagué todo y ni siquiera me dieron el ticket por la compra, cosa que deberían hacer por ley, dije casi a los gritos. Era importante que se sienta intimidado y opte por darme la razón antes que pasar vergüenza delante de la clientela. Soy especialista en hacer ese tipo de cosas.
Meses más tarde le pedi a Anto que se afane la Bola 8 del Pool. La tengo en una estantería de mi cuarto.

Lo del Miércoles.
Lo del miércoles fue algo especial, algo personal. Luego de confirmar que PB no es de nuestro tárget y lejos estamos de alcanzar las damas que ahí frecuentan, optamos por vengarnos.
Una vez concluído el show, las perras que nos rodeaban se acercaron a saludar a los miembros de la banda. Nosotros, en cambio que para ese sitio somos pobres y casi indigentes, nos quedamos sentaditos relojeando culos. El malón de minas se dirigía hacia la puerta y cruzar una simple mirada nos bastó a para decodificar lo que ambos estábamos pensando -Agarro el stéreo, paso por el baño y te veo en la camioneta, dijo Tin mientras se paraba y divisaba a un séquito de hembras que salían como manada desesperada. Dale, dale, yo me termino la birra, el pucho y salgo, contesté yo. Claro, si iba a tomar gratis, mínimo tenía que terminar los dos vasos que le quedaban a la rubia de culo frío, o botella, como prefieran llamarla.
En serio, háganlo sólo cuando la ocasión lo merezca, no sean ratas, no lo hagan a menudo y tengan en cuenta que quizás pueda salir mal. A mí todavía no me pasa, no obstante siempre tengo un speach preparado y la billetera afilada por las dudas.

21 diciembre 2007

Como salir de un bar sin pagar

[Mail que me envió Tin el jueves, día después de la hazaña]

Me encontraba yo en un bar de la ribera con Don Julián Esteban, mi coequiper noctambulo....

Viendo y/o escuchando una banda de reaggae, vale aclarar que aunque no me gusta el estilo, estuvo bueno. Decidimos, después de 20 minútos de espera a la camarera, tomarnos unas birritas, como siempre a mime gustan las morochas y a Don J.E. las rubias.....solo como detalle estaba el lugar lleno de ellas, con sus respectivas bocas tomándoselas.

Bueno, no nos vayamos del tema, todo muy lindo, Marley de aca, olor a faso de allá y demases nos tomamos las bebidas antes mencionadas y como al borracho no le alcanzó tuvo que pedirse OTRA rubia....para este momento nos hablábamos por celular, aclaro que escribiendo por el mismo y pasándolo de mano en mano......triste.....

Llegando al fin del cuasi recital, mi compadre y yo nos cruzamos miradas y dijimos vamos!, pero claro, había un problema, NO HABIAMOS PAGADO!, en este caso señoras y señores, cuando uno está a fin de mes uno no puede mas que aprobechar la situación, de seguir al malón y salir del lugar!

Concretamente y en sistesis, nos tomamos sus birras, vimos el show y les usamos el baño GRATIS!

Dejenme decirles que en este momento el dicho no es billetera mata galan, ni actitud mata talento.......

'billetera+talento matan actitud+galan'

12 diciembre 2007

Sí, podemos

Si Cristina puede. Si Nestor, Eduardo, Ramón, Adolfo, Fernando, Carlos, Raul y otros tantos pudieron, ¿Por qué yo no?. Como por ahora me es medio imposible, y tampoco me interesa en realidad, les propongo un juego.
Juguemos a que en este caso el nuevo Presidente es Chulian y tiene que presentarles a a los nuevos Gobernadores, Ministros, y demases funcionarios. Los invito a participar en los comentarios, agregando ustedes sus candidatos y los motivos por los que creen son aptos para el cargo. También les dejo que me afanen la idea y los que tienen Blog o Fotolog, lo hagan en su sitio.

Ministerios.
Ministro de Cultura, el Pity Alvarez. Se lo merece por ser sumamente culto.
Ministra de Salud a Nacha Guevara. Se lo merece por su excelente estado físico sin necesidad de operarse. Ocupa el cargo vacante dejado por el Dr. Sokolinsky luego de su partida.
Ministros de Trabajo, Empleo y Seguridad Social a Huberto Roviralta y el marido de Adriana Aguirre. Se lo merecen porque sí que saben lo que es laburar de sol a sol por un sueldo miserable.
Ministra de Educación a Silvia Süller. Se lo merece aunque si bien terminó el colegio, lo disimula re bien.
Los Ministros de Defensa serían dos: el turco Samid, que se lo merece por pegarle a Mauro Viale y Roberto Giordano, por promover la paz.
Ministro de Justicia, Seguridad y DD.HH a Baby Etchecopar. Se lo merece por ser un tipo con la cabeza abierta, muy justo, solidario y con mucha consciencia social.
Ministros del Interior, el Bambino Veira y Marcelo Polino. Se lo merecen porque cuando hablamos DEL INTERIOR, ellos saben lo que hacen.
Ministro de Fumata, Drogadicción, Alucinógenos y Flashes, el Pitufo Enrique.
Ministra de Glamour y Banquetes, la Sra. Levon Kennedy
Ministro de Relaciones Exteriores, algún Asambleista de Gualeguaychú.
Jefes de Gabinete, Silvio Soldán y Pratto Murphy. Capaces, honestos y ordenados. Van a mantenerse siempre fieles y del lado de la ley.

Gobernaciones.
Para todo el Norte Argentino, va el Presidente de Carrefour.
Para el Centro, Javier Mascherano que es el mejor cinco de la Selección.
Para el Sur, el Sr. Oggi Junco. Pero bien al Sur, al Surísimo si es que esa palabra existe.
Buenos Aires y la Capital Federal, en cambio, quedarían regaladas a Amalita Lacroze de Fortabat y Mariano Grondona, respectivamente, por su aporte constante al bien común de la sociedad.

Otros.
Agregado cultural, el cantante de Los Sultanes.
Consul, Marley y sus benditos viajes por el universo. Su presupuesto será más acotado y sólo obtendrá pasajes de ida. Al salir, la reentrada al país le será denegada, las fronteras le estarán cerradas y su lugar será ocupado por Nicolas Repetto que luego tendrá que salir y tampoco podrá volver. El siguiente turno será de Marcelo Tinelli. De esta manera, nos vamos a liberar de más de un muerto.

Medidas.
El mayor ingreso no vendría de la mano de exportación de soja sino de la producción excesiva de carne sin cerebro para el consumo masculino. Todo el Staff de Bailando, Patinando, Cantando, y todas las mogolicadas que hacen por un sueño ocuparían el primer container con destino a Somalía. Las divisas recibidas quizás no vayan a ser las más amplias, no obstante nos deja el campo libre para CULTIVAR seriamente este bello país.

Vótenme... va a estar buena la Argentina

10 diciembre 2007

Medio pelotudo

Venía desde el jueves paséandome por Buenos Aires entre cervecitas en bares alemanes, heladerías de prestigio, río con amigos, conciértos de ópera al aire libre, recital de Los Decadentes, otro bar en el río y una escalada técnica a las cinco de la mañana en un Mcdonalds. (Envídienme todos los que estén preparando finales o no salen porque sus novios o novias no los dejan).
El domingo había arrancado fenómeno, pese a haber dormido algo así como tres horas y sentir que el hígado regeneraba células muertas aniquiladas la noche anterior gracias a la cerveza y otras bebidas "shpirituosas". Llevaba las gafas puestas para tapar la cara de muerto, la mochila repleta de cosas y a punto de parir un toallón, el traje de baño y otras pelotudeces que suelo cargar encima, junto con Tin eran los compañeros de viaje a la cita ineludible en la casa de nuestra amiga italoargentina.
Luego de recibir un codazo en el pómulo por parte de Nacho y de terminar de comer llegó la sobremesa acompañada por un poco de música y empezaron las cargoseadas de siempre para arrojarme a la pileta. Esto no solo generó mi descontento y mal humor, sino que además provocó un golpe de mi pierna contra el borde de una mesa corrida para la ocasión.
El solcito ya me estaba fajando mi panza por demás blanca y haciendo que el asado dentro de mi estómago permanezca más caliente que cuando lo comí. Fue así que luego de descansar un poco a la sombra para evitar inconvenientes digestivos, decidí arrojarme a la pileta al grito de "¡Ryan!" mientras contoneaba la cabeza de lado a lado, en Honor a la película que supo deleitarnos con su violencia innecesaria. Pero claro, un error de cálculo hizo que aterrize de rodillas contra el fondo del gigante recipiente de concreto, generando el tercer machucón en lo que iba de la tarde.
El cuarto golpe fue completo. Yo quería hacer la vertical como Nadia Comaneci. Puesto que nunca pude hacerlo fuera del agua (ni en mis épocas más atléticas) intenté hacerlo en la zona profunda del pozo ciego ese celeste y con líquido. La debilidad en un brazo hizo que mis huesos craneales impacten con el fondo de cemento y que por acto reflejo aspire con esta bella nariz que Dios me dió, aproximadamente, setenta mil litros de agua. No obstante, ni el dolor de cabeza, ni los mocos líquidos colgando, ni el agua que luchaba por salir de mi encéfalo, ni sentir que mi cerebro había sido cruelmente reemplazado por todos los animalejos que habitaban en las profundidades podían impedir que me arroje otra vez para jugar en equipos a la pelota.
Mi huevo derecho y mi fiel amigo fueron el blanco perfecto de un bochazo de Nacho que me dejó fuera de combate por lo que quedaba del domingo. Ya eran las ocho de la noche y decidí sentarme en la escalera y ser víctima de un pisotón de Marina. Pero no fue un pisotón cualquiera, eh. Fue un pisotón de esos que te estrujan los deditos, te los aprietan, te los comprimen y raspan contra el suelo de hormigón de la laguna encantada. Fue de esos pisotones hijos de puta que valen el triple de todos los martirios y tormentos sufridos antes. Era mejor salir de ahí antes de que las demostraciones de cariño de mis amigos sean cada vez más fuertes y acaben por arruinar lo poco que me quedaba sano.
Odio los golpes y sin dudas la tardenoche me había propiciado unos cuantos. Eran como las nueve de la noche y partimos de la casa de Dani. Algunos cansados, con rostros y hombros colorados como un esquimal pasando un veranito en las Bahamas. Yo en cambio caminaba casi rengueando, molesto y con medio par de huevos lesionados.

02 diciembre 2007

Bicho de ciudad

El calor, la humedad, el olor a culo, a chivo y la cumbia al palo proveniente de un celular modernoso, eran los protagonistas de ese viaje en tren con rumbo a Retiro. La enorme cantidad de personas, sus axilas al aire emanando aromas sumamente desagradables y los llantos de los bebés casi desnudos habían transformado mi buen humor en una suerte de ganas de matar. O de robar un auto, ya que me es imposible adquirir uno por vías legales.
A medida que las estaciones pasaban, los pendejos se cagaban, las madres gritaban a los pendejos, los pendejos les gritaban a las madres y mi tolerancia, esperádamente, descendía.
La estación de Beccar había llegado y una dama jóven se paró a nuestro lado. La dama comenzó a cantar a los gritos una parte de una canción del rosarino más puto después de Rodrigo: Fito Paez. -No seas jodida. Si es feliz cantando a los gritos que lo haga, le dije a mi hermana luego de su primer chiste acerca del freak show. La dama cantaba mal, pero se la veía feliz y contenta. Escucharla no era precisamente una hemorragia de placer. Más bien era como estar escuchando a un coro de jóvenes ováricas pariendo un grito desgarrador dirigido por Ricky Maravilla y el acompañamiento vocal del cantante de algún grupo bailantero de moda.
Los chistes aumentaron en la medida que la dama se esmeraba en ahuyar y pese a mi postura inicial de no juzgarla ni reirme, todo eso había cambiado cuando me dí cuenta que repetía la misma estrofa de la canción. Mi hermana debió descendar en Olivos para arribar a su trabajo. Nos despedimos, quedamos en ir a cenar juntos durante la semana y cuando me disponía a ponerme los auriculares y ser un autista, la vi. La hija de puta, tercera en la dinastía familiar, se había ubicado en el anden, a la altura de la ventana que me separaba del mundo exterior. Miró a la dama y rapidamente sacó un encendedor de su cartera. Lo encendió y con su característica cara de póker comenzó a moverlo de lado a lado, como si fuera un recital Sandro. El resto de los oportunos compañeros de viaje sonrió, la cantante bajó en la estación siguiente y la carcajada a mí me duró hasta esta mañana.
En esa misma estación, Belgrano, si es que mal no recuerdo, subió otro hombre. Digno de una lánguidez de conde drácula, con los ojos saltones tipo Enzo Francescoli y muy mal aliento se paró a unos metros de distancia. Abrió el libro escrito en francés que estaba entre sus manos y comenzó a leerlo en voz alta, con alegría y enfásis. Para que nadie quede sin escuchar un francés sumamente mal hablado, intercalado con inglés y algunos silbidos anunciados: "And there was also a little bird" fiúfiúfiú piópiópió. Esto es el cotolengo, pensé saliendo de Retiro.
Ya en la calle apagué el recién encendido cigarrillo aplástandolo contra el asfalto cuidando de no prenderme fuego los cordones de la zapatilla. Subí al 7 con destino a Avenida Independencia y otra orda de locos sueltos hizo su gracia arriba y abajo del colectivo, pero me preocupa seguir escribiendo acerca de esas cosas.
Ahora no sé que creer. Cada vez veo más gente hablando sóla en la calle, discutiendo con fantasmas o manteniendo conversaciones con el aire. Quizás la ciudad con su ritmo acelerado y su cemento chupasangre enloqueció a la gente. Quizás el loco soy yo y todavía no me dí cuenta.