01 marzo 2010

No Panza nada

Pasear a Panza y con Panza es algo que me sucede prácticamente a diario.
Lo de ponerle la correa para salir en paz no es tarea fácil para ningún sujeto. Mucho menos lo fue para mí la semana pasada, al día siguiente de haber jugado un encuentro de fulbo, tras medio año alejado de las canchas.
Las consecuencias del partido, veinticuatro horas más tarde, fueron un constante dolor en las piernas y la cintura, dejándome en desuso para cualquier tipo de actividad física.
En un primer momento puse en duda lo de cumplir con el temita de caminar con el can, ya que de verdad me dolía hasta el último rincón del upite, aunque acostumbrado a los desafíos de Super Héroe, no me dejé amedrentar por las circunstancias y salí a la calle con el cuzquito como acompañante.
Con mucha dificultad logré desatornillar mis piernas del suelo, para hacer cada movimiento en cámara lenta, mientras ellas pedían por favor un poco de descanso. Amenazaban, las dos, con arrojarme al piso y no volver a erguirse hasta el próximo milenio si no detenía la marcha inmediatamente.
Varios pasos después, ignorando el pedido de mi cuerpo, pasamos con Panza por el frente de un típico chalet de Martinez, de esos decorados con el mal gusto de la abundancia.
Estacionado sobre la vereda, yacía un moderno auto de origen japonés blanco y brillante como culo de esquimal, cuya patente comenzando con la letra "I" denunciaba su juventud rutera.
Parado en la puerta, un hombre con aspecto de empresario y pinta de dueño del vehículo detuvo su mirada sobre mi osamenta, pensando, quizás, que con sus ojos vigilaba mi trayectoria a tan corta distancia del animal de lata.
Panza y yo continuamos nuestra marcha de Carnaval por el hogar del desconfiado, gozando con su miedo injustificado y haciendo caso omiso a su amenaza telepática.
Creyendo controlar la situación, la sorpresa me llegó en forma de tirón de mi mascota, de tropiezo de mi parte y de posterior sacudida. Sin dudas no era más que una venganza de mis extremidades inferiores.
En un instante perdí el control y aterricé sobre el espejito lateral, llenando mi cintura con un golpe que inundó con un ruido seco la tranquilidad del barrio. Estaba en problemas.
El tipo se quedó inmóvil, parecía que le faltaba nafta al ver como un idiota con dificultades motrices casi arruina la simetría de la mecánica oriental.
Nuevamente me clavó la vista, sin decir palabra, afectado por una mudera. Le devolví la mirada, y llevándome al pecho la mano que no sostenía la correa, le dije: "Disculpame... soy rengo hace poco".
Al hombre, ahora sorprendido al cuadrado, la expresión de odio se le fue y rápidamente tomó su lugar un dejo de lástima por quien hacía unos instantes casi le hace estallar el corazón de la bronca.
Los cincuenta metros que me separaban de la esquina se convirtieron en escenario para el improvisado show que tuve que montar para justificar mis dichos. No me quedó otra que seguir caminando con exagerada cojera, si quería seguir con vida, hasta desaparecer de su alcanze visual. El horizonte está lleno de pelotudos.

19 febrero 2010

Una verdad...

Que Barry White no tenga NADA de White, me hace pensar que la humanidad se está yendo al carajo...

12 febrero 2010

21 primaveras...

Hoy es mi último día con el número redondo y empiezo a gozar de la mayoría de edad.

Ahora sí voy a poder:

Prostituirme.
Lustrar un palo enjabonado vistiendo solamente una zunga de leopardo.
Vender drogas duras en jardines de infantes.
Acudir a fiestas negras que incluyan enanas de circo y médicas gastroenterólogas.

A partir de mañana, como dice Clara, voy a ser grande.
Gracias, 20 años. Fuiste un groso mientras duraste.

En otro orden de cosas, este año el blog empieza su 5° "Temporada". Mierda que pasa el tiempo.

04 febrero 2010

Silencio

En diálogo con alguien de mi trabajo. No es "Compañero" porque trabajamos en distintas áreas, pero actualmente hacemos un laburo en paralelo.

Mariano: (...) Yo jugaba al rugby.
Chul: ¿Posta? ¿Dónde?
Mariano: En San Fernando.
Chul: Igual los rugbiers son todos putos.
Mariano: ...
Chul: Pegan de a quince pero solos no se la bancan ni contra Hernán Caire
Mariano: ...
Chul: Chiste, che. Eso sí, seguro tu mujer juega al hockey.
Mariano: ...
Chul: ¡Es la típica!
Mariano: ...
Chul: Dale, decilo: tu esposa juega al hockey
Mariano: Eh... estoy separado.

UH!

11 enero 2010

Una que sepamos más o menos.

Alvear y el río, sábados atrás a las 8 de la noche.
Llevaba dos horas tomando y me quedaría hasta las dos de la mañana, sin saber que de ahí me iría a una fiesta.
En pleno cuelgue de cerveza, pasa una estrella fugaz.

Chul- Veo una estrella fugaz.
Pepi- ¡Borracho!
Chul- Te juro, mirá.
Pepi- ¡Ah! Es verdad.
Chul- ¿Vale pedir tres deseos?
Pepi- Yo ya los pedí.

UN minuto después pasa OTRA estrella fugaz.

Chul- ¡Ahí va otra!
Dani- ¡Drogones!
Chul- Te juro que es la segunda que pasa. Además iban las dos por la misma órbita.
Dani- ...
Chul- Eso o eran dos ovnis corriendo una picada.

Yo no sé si eran en verdad o no, pero lo parecían. Por las dudas pedí tres deseos.
A cada una.

Horas más tarde ya borrachos en la fiesta.

Sujeto- Porque la cerveza Corona a veces tiene malas partidas...
Chul- ¿Pero qué importa la Corona si el resto de la dentadura está sana?
Sujeto- ...
Chul- Detesto que nadie me agarre los chistes robados a Les Luthiers.

Un rato después, mojando las patas en la pileta alguien me alcanza una copa de champagne.

Chul- ¡Las patas en la fuente! Sinónimo de...
Turba- ...

Me desabrocho tres botones de la camisa.

Chul- ¿Y ahora?
Turba- ...
Chul- Patas en la fuente y descamisados...
Turba- ...
Chul- Por lo que veo tampoco valen los chistes sobre el Peronismo.

Otro rato después, hablando con la dueña del hogar donde se hacía el ágape.

Chul- ¿Se puede arrojar a la dueña de casa a la pileta?
Ile- ¿No pensarás tirarme, no?
Chul- Dije bien clarito "A la dueña de casa".
Ile-...
Chul- Llamala a tu mamá y decile que quiero empujarla al agua.
Ile- Sos un goma.

Más tarde.

Chul- Es la cuarta vez que me llevo puesto ese escaloncito.
Ile- Eso es por las ojotas.
Chul- Miles de chinos mueren al año por culpa de las ojotas.
Ile- ...
Chul- Ahora usan alpargatas.
Ile- ...
Chul- Por eso dejan a los gauchos llamar a sus mujeres "chinas". De ahí que se llevan bien.
Ile- ...
Chul- Nunca subestimes un duelo entre gauchos y yakuzas.

Otro rato después.

Mimí- Y llegó un día a casa -señalando a su marido- con una caja. Me dijo "Adiviná que tengo" y adiviné. Era una tortuga.
Agustín- Siempre llevo cosas a casa que quedan de los repartos, ¿viste? De las 8 mil opciones, la flaca la pegó.
Chul- En alguna de esas cajas, solo por curiosidad, ¿No estará mi buen juicio y mi humor menos rebuscado?
Agustín- ...

Ninguno de los seis deseos, por si no se notó, incluía mejorar un poco el temita del humor.

05 enero 2010

RIP

Sandro no se murió,
Sandro no se murió.
Vive en cada bombacha,
La puta madre que lo parió.