03 octubre 2007

Inconsciente colectivo, Consciente Pasajero

~Esto es obra de “El Rosarino”, para su primer aporte a Pasala y que no vuelva~

Cansado ya de las historias sin final, o más bien dicho, de las historias cíclicas de la vida.
Observando en distintas experiencias, personales, cercanas o con personas que no me interesan.
Voy a cubrir lo anómalo, innecesario que puede llegar a ser y hacer ciertos individuos, ya sean hombres o mujeres.
A la hora del famoso pasado pisado. Que ahora al mirar cierto reality show por tv, se le implementó LO PASADO PISADO, PERO NO OLVIDADO…
Para quienes no interpreten lo que quiero decirles, me refiero a las “aventuras pasadas” por así decirlo que terminaron mal, y por cabeza querés volver.
Es terrible el hecho del despecho. Más bien dicho cuando el otro intenta hacer todo lo posible (por calentura más que nada) para volver a posesionarse, sobre el preciado premio, sin importarle nada, su plan estratégico, donde para él o ella VALEEE TODOOOOO... Dejando a la presa acogotada hasta el cuello, con varias posibilidades de elecciones…
Eso da mucho que hablar, pero los dejo pensando por buen rato. Que es lo que quiero hacer…
Mi comentario final, es el siguiente,
¿Por qué no experimentan cosas nuevas con otros/as ?
¿Por qué laburan tanto la parte psicológica, hasta dejar al otro hecho trizas?
¿Por qué no se puede decir, adíos y si intentas volver hacerlo de una manera sana para ambos?.
¿Por qué, el por qué de eso y mucho mas ?
Como dije al principio, son historias sin finales, por lo tanto este relato, no tienen final, cada uno es dueño de crear sus finales, o su final. Dejando un buen comentario, contestando las preguntas u opinando del tema.
Espero no haberlos cansando.

01 octubre 2007

Domingo McChoto

La fila de la caja de este maldito casino está apestado de viejas que están más cerca de tocar el harpa que la guitarra. -A esta caja no voy ni en pedo, mirá lo que es. Parece la fila del Banco Provincia el primer lunes del mes, le digo a la Tincha.
Pregunto a un señor de frac azul y bigotes grises donde puedo cambiar monedas para empezar a jugar. Para sentir que nada me importa y que veinte pesos no me significan nada. Que sé que los voy a perder en menos de diez minutos e igualmente voy a salir con la frente levantada. El hombre tiene menos onda que pelo lacio y su voz me hace pensar que está en este recinto por error. Más bien parece empleado de Casa Sierra o el CEO de Rotten. A estas alturas siento que tengo a todos los sepultureros del universo resumidos en una sola persona. Me dió miedo, en serio. El señor me dirije de nuevo a la misma caja donde están las mismas viejas que hace tres minutos atrás. Viejas que vienen a gastarse su escasa jubilación. Quizás también vengan con la esperanza de encontrar un joven guapo. Como la degenerada de Santa Fe.
Conclusión: Perdí y no solo eso, sino que cuando me levanté de la máquina una señora que estaba a un paso de la quinta dimensión con una moneda hizo saltar la banca. Tengo ganas de hacerla pasar a mejor vida. Mejor dejemos que la inflación y el descuento de haberes a los jubilados se encarguen de cumplir con mi cometido.
Salimos del casino. La tincha está contenta como puto con dos culos porque ganó. Mi hermana tiene una cara de culo que se la patea porque perdió el triple de dinero que yo. Ahora tenemos que ir a comer para sentirnos mejor. Para superar la angustia oral, reirnos y olvidar lo feo que se siente no ser hijo de un magnate o del Rey de algún país lejano. El primer destino es el McDonald's de Tigre. Cerrado.
El viaje al segundo Mcdonald's concluye con la Tincha y yo cantando a dúo "I can't help falling in love with you", de Ub40. Por nuestra entonación parecemos una versión ilegal de los Bee Gees. (Entre paréntesis, ¿No son re parecidos el cantante de los Bee Gees y el que canta en Pimpinela?). Llegamos a la casa del payaso de las hamburguesas de dudoso origen de San Fernando y otra vez la mala noticia: Está cerrado. Intento chamuyarme a una de las empleadas que está limpiando las mesas de afuera. Trato de insisitirle que si bien el local cierra sus puertas a las 23, el hecho de que llevemos cinco minutos de demora no tiene por qué impedir que comamos hasta reventar... Incluso sé que por el hambre que tengo y el amor hacia mi hermana y mi amigo, en este momento soy capaz de hacer cualquier cosa con tal de que me abran, me dejen hacer mi pedido y me dejen comer. No tuve éxito.
El viaje a McDonald's de San Isidro es bastante agradable, sobre todo por mis chistes re-locos que a pedido del público les voy a contar.

Caperucita: ¡Que ojos tan grandes tienes, Abuelita!
Abuelita: ¡Es para verte mejor, Caperucita!
Caperucita: ¡Que manos tan grandes tienes, Abuelita!
Abuelita: ¡Es para abrazarte mejor, Caperucita!
Caperucita: ¡Que nariz tan grande tienes, Abuelita!
Abuelita: ¡Es para oler mejor tu perfume, Caperucita!
Caperucita: ¡Que boca tan grande tienes, Abuelita!
Abuelita: Caperucita, ¡No sabés que pija grande que tiene tu abuelo!

Nos sentamos en una mesa, y ahora sí. A disfrutar, a saciarnos y a engordar hasta que no nos dé más el cinturón. A que no nos importe el verano que se aproxima ni vernos obligados a sacarnos la remera en público. A que no nos importe que las huecas de turno no quieran salir con nosotros por motivos re válidos como: "Tenés pancita". A enchastrarnos las manos, engrasar la pajita con nuestra sucia boca y bancarnos el olor a cebolla hasta volver a casa. A que se nos irriten los labios con la sal de las papas fritas y eructar en silencio para no pasar vergüenza.
La frutilla del postre fue una jóven sentada en la mesa contigua. Cruzamos miradas con la Tincha. -Fijate que de cara es igual a Nelson, me dice. Me siento realizado. Desde hace media hora estaba esperando que alguno de los presentes lo diga. Si no lo hice yo fue para que no me acusen de hijo de puta. Un fils de rue, como diría mi amiga Audrey. -Si le ponemos música, ¿Baila?, le respondo. Risas generalizadas. Me atraganto con el último mordiscón de la hamburguesa y de repente estoy de color violeta. Dos horas pasaron y todavía la tengo a mitad de camino entre la garganta y el estómago. Creo que no va a haber patada en el pecho que alcanze para poder bajarla. Dios castiga y no con revenque, diría mi padre. Esto en Burguer King no me pasaba, digo Yo.

27 septiembre 2007

Sos un Tigre

Él: ¿Viste que todo Beccar es de Tigre?
Yo: Sí. Tigre me cae simpático a mí también.
Ella: ¡Dejen de hablar de Tigre, che!
Él: ¡Callate hija de puta la concha de tu madre!
Se produce un sabio silencio. -No hace falta que levantes la voz, intervengo. La chica de azul está a unos pocos metros mío y me dieron ganas de abrazarla después de semejante puteada del gusano este.
Estamos todos de acuerdo en que hay que maltratarlas un poquito. Un poquito, dije! No se ve muy lindo desde acá, a dos bancos de la señorita en cuestión la cara que te puso después de lo que le dijiste. Una cosa es dejarla hablando sola, decirle que no se preocupe por su soledad ya que ciegos hay a patadas o que le deseas una muerte larga y dolorosa a costas del gas mostaza. Esos son maltratos con onda, con swing. Hasta te diría que son con amor e incluso no son muy ofensivos. Bueno, el ultimo quizás sí un poco, pero no mucho.
Entre la chica de azul y el gusano hay otro personaje: La embarazada. En realidad, eso creo por su contextura física. Más presisamente por tener tremendas tetas apoyadas sobre la panza que bien podría servirme de almohadón a esta hora de la noche. Esta chica tiene que ser mi amiga. Al menos por un rato para descansar las cervicales.
Una vez durante el secundario hablaba con un compañero el tema de las señoras con panza puntuda y un pequeño adentro. Personalmente, me daría como cosita tener relaciones con una futura madre.
El gusano se hace el lindo con la embarazada y sigue maltratando a la compañera. Ella le muestra su pearcing en el ombligo y el sentencia: "Te agregás cosas que te hacen quedar más fea todavía, bicho". A estas alturas ya es algo personal. Si bien sólo conozco al batracio de sweter azul de vista y por que estuvo con algunos conocidos míos, ahora me sentí mal por las agresiones gratuitas que viene recibiendo. ¿Vieron? Tengo sentimientos y todo. Para colmo el zapato este me sigue dando charla: Che, ¿Y tu vieja cómo anda?, me pregunta. Embarazada, ¿No sabías?- le respondo. No, no sabía nada, contesta. Sí, un garrón. Imaginate que con 56 años el pibe va a salir down. Encima es del sodero- le miento. ¡¿DEL SODERO?!. A viva voz y para que nadie quede sin enterarse lo puta que puede ser mi mamá cuando mi papá trabaja. Su grito lo escuchó hasta el sordo que hoy pedía monedas en el bondi. Los cincuenta monos del aula 10 se dieron vuelta y ahora mi rostro se asemeja al de un culo de mono tití sin depilar.
Algunos maltratos más y la chica rompe en llanto. Toma su bolso y camina hacia la salida. Es una escena de telenovela, creanme. Solo falta Andrea Del Boca metiéndole un buen cachetazo, un balde de esos pochoclos que se me pegan en el paladar y el show está completo. La ahora NO embarazada la escolta hasta la puerta. Lo confirmé: más que embarazada estaba haciéndo mérito para ir a Cuestión de Peso. Yo estoy igual. Así que si en vacaciones me pierden el rastro ya saben donde ir a buscarme.
Ella se detiene al llegar a la puerta. Se da vuelta con una gracia pocas veces vista. Su pelo se desliza por sus hombros como una publicidad de shampoo berreta. Tiene los ojos tan colorados que bien podría sacarselos, escribirles CAI y usarlos como pin del Club Atlético Independiente. Mandale un beso a Juani, le dice al gusano. ¿Y a mí no?, contesta él casi con un tono de ofendido. Dolido como chica fea que nadie sacó a bailar y que al llegar a su casa su mamá, que es mujer y sabe lo que se sufre, le pregunta qué tal le ha ido. Todavía no lo puedo entender. Mi cara que hace algunos minutos era la de la primera luz del semáforo, ahora está blanca como la hoja. Blanca porque no tomé apuntes en toda la clase, principalmente. Jeje.. a esta me la quiero levantar, esboza. ¿A la embarazada?- le digo. No, a la de azul. Es la que te conté que tengo muerta, contesta mientras respira hondo. Deseo que se atragante con su propio aire. Quiero que tosa hasta escupir los pulmones por la boca y sacarle las bolas con una visagra para ponerselas de zarcillos. No vas a llegar muy lejos, le digo mientras guardo las cosas en la mochila y me voy tras los pasos de la víctima.

25 septiembre 2007

La Primavera ("Sorprendeme", Segunda Parte)

~Para entender mejor este Post, les recomiendo lean el anterior si no lo han hecho~

El colectivo de vuelta viene espantosamente vacío. Me siento como en un velatorio de alguien que nadie quiso. Como en el cumpleaños de un compañerito de la primaria que nadie quería y mi mamá me obligaba a ir. Convengamos que uno está acostumbrado a tener que pelear para subir, para bajar, para pasar y para sentarse. Sólo está el colectivero escuchando la Fm Hit. La clásica locutora pelotuda preguntando huevadas a las niñas de catorce años que recién vuelven de la matinée y a jóvenes desesperados que prometen fidelidad y alegría y dejan su número de celular. Espero nunca caer tan bajo.
Los pocos asientos ocupados y la campera en la mano porque subiólatemperaturaylaconchadelalora solo me recuerdan que ya llegó: La primavera está entre nosotros. Hay unas cuantas boludas con ramos de flores entre sus manos regalados para la ocasión. Algunas viejas con sus labiecitos pintados provocando erecciones en los viejos de turno. Una pareja feliz manoseándose en el último asiento del 60. Qué tiernos, pienso. El boleto del bondi es sin dudas más barato que pagar un telo. Decido sentarme cerca de la puerta para evitar disturbios a la hora de descender.
Escucho que una niña, una puber de unos diez u once años insiste a su madre que la deje. Que por favor. Que un ratito. Que no se va a caer. Que se va a portar bien y que si la deja, se va a dejar de romper las pelotas. Imagino que semejante súplica es para hacer algo una vez llegadas a su hogar, pero no. Otra vez el transporte público no deja de sorprenderme. Imaginé mal.
La pendeja se ajusta sus zapatillas y, todavía no me explico como, se desliza a lo largo del pasillo. Me hace acordar a "Volver al Futuro". Se ve que tiene rueditas, pienso mientras me acuerdo que una vez caminando por Unicenter me choqué una infante en la misma situación. Va, viene. Una vez. Dos veces. Tres veces. Es una chica del 2000 y es demasiado para un hijo de padres recién divorciados. Estos son los X-Games del subdesarrollo, sin dudas. "Tecnología"...bonita manera de llamar al alpedismo y a esta manera que tiene el sistema de volvernos cada vez más sedentarios. Ahora quiero ponerle la traba y que ruede hasta el fondo. Créanme, era re tentador. Si a los siete años pude patear una caja llena de gatitos recien nacidos, bien puedo con 18 hacer rodar por el piso a una nena que no me llega ni al ombligo.
Un automovilista irresponsable y ajeno a la situación se encargó de cumplir con mi cometido. El colectivero clava los frenos y estas zapatillas modernosas tienen de todo menos lo importante: Frenos. Sólo les dejo a su libre imaginación que traten de adivinar donde fue a parar la pequeña, pero les voy a dar una pista: Un lugar con escaleritas para abajo y que hay una puerta que te separa con el mundo exterior.
Los jóvenes sacan sus manos del interior de sus ropas, las flores de las chicas agraciadas vuelan por el aire y el chofer teme por su continuidad laboral: "Mirá que sos boluda nena, eh!", dice la madre. El bondi parado justo donde me tengo que bajar. Gracias niña por caerte. Espero que no te hayas lastimado mucho y lamento, de verdad, que esa caida no haya sido por mi culpa.

23 septiembre 2007

Sorprendeme

La esquina de Alvear y Santa Fé la cruzo mínimo dos o tres veces por día. Ya sea por cuestiones laborales, facultativas o bien, tomarme un helado un sábado por la noche en Arnaldo. -Qué jodón-dirán ustedes. Ilusos, hoy rendí un parcial y tengo el cerebro ultraquemado. Además es fin de mes y una tela de araña color celeste cid invade mi billetera, con lo cual ir a emborracharme salvajemente a un bar o a un boliche no es un lujo que me pueda dar faltando una semana para cobrar. Las posiblidades son más acotadas para un joven trabajador que depende de sus propios recursos para subsistir. Es por eso que la noche de Martinez se torna en una buena opción cuando te levantaste a las seis de la mañana para repasar ó no tenés plata. El punto es que en esa esquina siempre suceden cosas extrañas. Como por ejemplo, cinco hare-krishnas caminan de la mano con sus túnicas naranjas. Que envidia, yo todavía estoy de camisa y sweter. Otra horda de viejas alzadas me miran el bulto al cual planean manosear sin escrúpulos una vez subidos a la gate keeper de seis ejes. Otras veces hay empanadas que bailan. Siempre pasa algo que me sorprende y en algunos casos hace que me quiera alejar de esto que llamamos "Humanidad". Ni hablar de la vez que le ofrecí un billete de dos pesos a la vendedora de La Solidaria que para en frente de ese bar de viejos llamado "Cosdel".
La señora pensó que lo mío era un acto de valentía, de solidaridad, de compañerismo. De compadecerme de su existencia y de sus imposibilidades por demás notorias. Incluso creo que quería sacar una cámara de fotos para registrar el momento y luego inmortalizarme en esa esquina convirtiéndome en "El guanaco que una vez me dió dos pesos". Quizás sería la hora en que su su cuerpo y sus cachas se llenaran de vida nuevamente. Un momento de alegría que le permitiría continuar con sus estudios o bien, salir adelante con su vida de la manera que más le guste. La prostitución y la venta de estupefacientes siempre es un buen camino, sepanlo. Tal vez me expresé mal ya que esta señora se confundió. Yo lo único que quería era que me cambie el billete por dos monedas para poder tomarme el bondi. Creo que hasta Mitre me puso cara de culo ese día y solo faltó tenerlo a Roca, desde el último basteón de la billetera, diciéndome que soy un discriminador, dictador y un flor de hijo de puta. (nota: hoy rendí sociedad y estado, epan comprender).
Como les venía contando, esta noche me dirigí hacia dicha esquina para el encuentro con Elias y con Shuls. Momentos antes de descender del 343, colectivo que adoro tomar porque el motor no hace mucho ruido y me permite quedarme sordo solamente a costas de mi pequeño equipo de audio a máximo volúmen, la vi. Morocha, de tez blanca. Delicada, bien arreglada y dueña de una nariz tan respingada como las viejas tetitas de Mirtha Legrand. Cruzamos la mirada como los cruces místicos esos entre Mauro y Samid allá en el año 2001. Como todo caballero, la tengo que dejar descender primero del vehículo (otra cosa: tengo tres hermanas mujeres mayores que yo. Me vienen entrenando desde pequeño). Por un motivo, en realidad: si alguien va a morir atropellado por un motoquero borracho que no sabe calcular el espacio entre el bondi y el cordón de la vereda, no pienso ser yo. Al menos no esta noche. A todo esto, la dama sorprendida por tal acto de caballerosidad de mi parte, esboza una sonrisa y es ahí cuando entré en lo que se denomina "Panic Attack"...
Dos dientes tenía. Uno en la parte de arriba y otro perfectamente sincronizado con su compañero de comedor en la parte de abajo. Ideal para destapar una birra en la calle o abrir una lata de atún en los bosques de Palermo festejando el día de la Primavera. Me quedo pálido. Un frío me va recorriendo desde la frente hasta los tobillos haciéndo epicentro en mi ombligo. Ya fue, me digo. "Hemos comido bastante peor", me recuerda mi memoria. Camino unos metros hasta la esquina. De este lado es Hirigoyen. Hay un sujeto que le habla al aire y con inequívoca gracia esboza: "Un vago que te regala droga no es un amigo... es un hermano, loco". Y todavía faltaba la vuelta...

21 septiembre 2007

Hace una semana atrás se me agregó al msn alguien cuyo nick decía Invierno Temprano o algo por el estilo. En mi primera y última charla con esta persona, sucedió esto:

Early Winter dice:
Hola
Chulian dice:
Hola..¿Quién sos?
Early Winter dice:
Bruno y tu?
Chulian dice:
Julián... ¿De donde sacaste mi MSN?
Early Winter dice:
De una página de internet...
Early Winter dice:
te vi y me enamore, eres guapisimo
Chulian dice:
ajam... paso, gracias.
Early Winter dice:
esperate no te gustan los chavos?
Chulian dice:
Nop.

Si algo le faltaba a mi anti-dia de la Primavera, era esto.