Life is Life

Mi primer pregunta con la cardióloga fue si iba a morir antes del miércoles. "No sé, eso nunca se sabe", respondió. Esperaba una respuesta más alentadora, pero no la tuve. Me senté en el escritorio con algo de miedo, sabiendo que se venía alguna noticia poco copada. En efecto, la médica comenzó a hacerme unos dibujitos para explicarme de manera clara qué es lo que tengo. Bah, qué es lo que me sobra en realidad. Sentí algo de ternura y de compasión por los intentos de la profesional de la salud por desasnarme y hacerme comprender los riesgos que corro si no me dejo de joder. No es que uno lleve un ritmo de Livin' la vida loca a lo Ricky Maravilla, pero parece que por mi salud en particular hay ciertos recaudos que debería tomar y sin embargo, no lo hago. Soy un adolescente, no me jodan.
Aparentemente tengo un corazón fuera de lo común. En pocas palabras, el ser humano promedio tiene dos venitas que irrigan sangre y a Chulian le tocaron tres. Desde los cuatro años sospeché que era un tipo especial y casi quince años después me llegó la confirmación. Hubiera deseado que sea en otro momento de mi vida y en otro lugar. No obstante, el Jebústodopoderoso eligió darme la buena nueva un jueves por la tarde en una clínica porteña.
"Bueno, eso se puede deber al alcoholismo, al stress, tabaquismo, falta de ejercicio, y sobre todo... drogas", dijo la uniformada. Suspiré a medias al saber que daba con todo lo enunciado a excepción de lo último. En ese preciso momento volvió a rondar sobre mí la idea de una futura muerte, culpa de un bobazo. Imaginé mi velatorio, a mis viejos llorando, a mis amigos arrojando sobre mi ataúd litros y litros de cerveza en mi honor, y a los que no les caigo tan bien, meándome la lápida gris y abandonada.
El último intento desesperado de la doctora por salvar la poca autoestima que me quedaba, sacarme esas ideas locas de la cabeza y borrar de mi mente la idea de un suicidio próximo fue cuando me comentó que si es necesario, un laser a lo X-men acabaría con mi problema. En ese momento la presión volvió a la normalidad, el culo me dejó de temblar y volvió mi color de piel, que lejos de ser un bronceado estival, es más bien un rosa de muñeca Barbie trucha importada del Paraguay.
La dama y yo estrechamos la mano mirándonos a los ojos. Ella sabiendo que tuvo la capacidad de hacerme volar a lo más profundo de mis fantasías goticasdepresivasdefotologpedorro y yo, sabiendo que Plaza Once a esa hora es un quilombo y que si volvía con los auriculares puestos me iba a violar salvajemente un grupo de travestis en recuperación de ansiolíticos vencidos. En estas épocas baja el laburo, incluso para los travestis gordos de Plaza Once.
Salí de la clínica cantando "Corazón con agüjeritos" por lo bajo, pero sin la gracia de Belén Fraga y emprendi, subtes y tren mediante, el camino de regreso a casa. Lamento comunicarles queridos lectores, amigos y juguetones ocasionales que, al menos por ahora, queda Chulian para rato. Y ví lo bueno de las cosas: Después de todo tengo una buena soltería, amigos que me acompañan y esta bonita página que no para de sorprenderme día a día...
...porfis, que alguien me dispare.

[Post nº150. Festejemos porque esto en Europa no se consigue (?) Gracias a todos los que se toman la molestia de leer las gansadas que escribo. De verdad]